Los renacidos: mi villano favorito
El Aston Villa se enfrenta al Brujas para liquidar su serie de Champions League. Su travesía, la del club y la de sus integrantes, es una historia de resurrecciones.
Los desafíos escalables fueron una constante en la vida de Tony Xia. Nacido en Quzhou, inició su recorrido académico en la Universidad de Beijing y luego fue seleccionado entre los mejores 25 alumnos de un total de mil para obtener una beca en Harvard. Ambicioso en sus proyectos y logros, construyó un imperio desde su primera empresa de diseño en Boston hasta la fortuna de más de 1.000 millones de dólares que le permitió, entre otras cosas, comprar al Aston Villa.
En aquel 2016, Xia apareció sonriente tras adquirir la mayoría de la propiedad del clásico club inglés. Algo indescifrable, dejaba frases que entusiasmaban a los fanáticos del equipo que había descendido a la segunda división y otras en las que ponía en duda su real conocimiento sobre el mundo del fútbol. “Queremos ascender, volver a Europa en un plazo de cinco años y ganar una Copa como la que tenemos acá en diez”, sentenció sin ponerse colorado.
No pasaron diez años. Pero la historia puede tener un final impensado tiempo atrás. Si bien la relación entre Tony Xia, sus socios y el Aston Villa comenzó a deteriorarse con los inconvenientes para girar el dinero de China al Reino Unido, el empresario hizo un valioso aporte económico inicial para reacondicionar el plantel y conseguir el ansiado ascenso. Allí vendría el cambio de mando, y el ascenso no solo sería deportivo.
Los mencionados mil millones de Xia quedaban opacados hasta parecer un simple vuelto en comparación con la fortuna de más de 8.700 millones del egipcio Nassef Sawiris, cabeza del grupo V Sports, un holding de clubes y franquicias deportivas con participación en varios deportes. Con dinero fresco y un renovado cupo en la máxima categoría, se iniciaba la segunda parte de aquel mencionado “plan” de Xia.
Cuando el entonces dueño chino hablaba de “una Copa como la que tenemos acá”, se refería a la impensada obtención de la Copa de Europa en 1982. El renacer será moneda corriente en esta historia. Por aquellos tiempos, el Aston Villa transitaba una racha de 70 años sin títulos locales y estaba lejos de llegar como candidato a la temporada 80-81. A principios de los 70, pasó tres campañas en la tercera división y, en el plazo de diez años, logró obtener su séptimo trofeo en la máxima categoría.
Aquella fue la primera participación internacional para The Villans. Los trofeos anteriores, que juntaban polvo en las vitrinas, llegaron en una época sin competencia continental. Otra vez: no era el gran candidato y estaba inmerso en situaciones poco deseables para un equipo de grandes objetivos. El entrenador Ron Saunders fue el constructor del equipo campeón de la Primera División, pero tras el logro comenzó una constante puja con la cúpula dirigencial, argumentando que no disponía de un plantel extenso para competir en igualdad de condiciones con sus rivales. Algo de razón tenía: la campaña en la liga y las copas locales fue apenas aceptable.
Cansado, en pleno febrero de 1982, Saunders pegó el portazo y firmó con el Birmingham, clásico rival del Aston Villa. La comisión directiva no dudó y resolvió con lo que tenía a mano: Tony Barton, hasta el momento asistente, se convirtió en el entrenador principal y llevó al equipo a la definición de la Copa en Feyenoord.
El rival sería el poderoso Bayern Munich, ganador en tres ocasiones consecutivas durante la década del 70, que todavía buscaba un reemplazo concreto para notables de la talla de Sepp Maier, Franz Beckenbauer o Gerd Müller, pero que contaba en sus filas con grandes figuras como Karl-Heinz Rummenigge (Balón de Oro el año anterior) y Dieter Hoeneß.
La final fue como se esperaba. El equipo bávaro mostró su superioridad desde el inicio, con una formación muy ofensiva que intentó dominar a su rival de entrada. La jornada se complicaría más: a los nueve minutos, el histórico arquero Jimmy Rimmer -punto clave en la obtención del título local- salió lesionado. Otra vez el renacer. Nigel Spink era un hombre de la casa cuando le tocó ingresar en semejante partido. Llegó en 1977 y se fue recién en 1996. Más de 300 partidos, pero uno imborrable.
Los alemanes dominaron durante todo el partido, pero ante cada opción clara para anotar aparecía la agigantada figura de Spink. A 20 minutos del cierre, Peter Withe anotó el único gol del partido. El cierre fue un cúmulo de chances sin concretar del team germano, que chocaba con las constantes salvadas de Spink. En las fotos de aquella soñada jornada, casualidad, el héroe de turno aparece en la gran mayoría, interpretando a la perfección un momento que sería único.
El renacer y el Aston Villa parecen ir de la mano. Aquella gloriosa noche de Copa se vio opacada tiempo después con el descenso a la segunda categoría. El regreso a la máxima y dos subcampeonatos (el primero en la versión Premier League) fueron el inicio de años de cierta pasividad: lejos del descenso y de la pelea por el título. El golpe de la caída en la 2015-16 fue tocar fondo. Y desde ahí, otra vez, la resurrección.
El renacimiento no es exclusividad del equipo. Cada uno de sus integrantes está atravesado por historias con matices diferentes pero un mismo denominador común de fondo: encontraron en Birmingham un escenario para su resurgimiento.
Unai Emery es el “Señor Europa League”. Consiguió tres títulos con el Sevilla y uno con el Villarreal. Sin embargo, la sombra de no haber obtenido la Champions con el PSG y un paso tibio por el Arsenal lo pusieron en una situación de revancha necesaria. Su vínculo con el Aston Villa comenzó en 2022 y, rápidamente, demostró la influencia de su gestión: logró la clasificación a la Champions League tras 41 años.
El marplatense Emiliano Martínez hizo lo imposible para destacar. Su talento prometedor lo llevó rápidamente a Inglaterra, pero aquel viejo axioma del puesto ingrato lo ubicó en un sinfín de idas, vueltas y préstamos sin encontrar el lugar adecuado para mostrarse en el Arsenal. Con más experiencia, aprovechó ausencias de peso y comenzó a brillar. Para muchos, resultó llamativa su salida de los Gunners rumbo al Aston Villa. Buscaba protagonismo y lo encontró: es el nuevo emblema del club, además de campeón de América y del Mundo con una Argentina que lo idolatra.
En el último mercado de pases, el Aston Villa dejó ir al colombiano John Durán. Su salida fue sorpresiva tras una temporada en la que se destacó con grandes actuaciones y goles brillantes e importantes. El poder de gestión de Emery siempre fue un punto elogiado por sus exdirigidos. Y cuando ocurrió lo contrario, las cosas no salieron del todo bien.
Con el experimentado Monchi como director deportivo, quien busca demostrar que puede gestionar un club que no sea el Sevilla tras su paso decepcionante por la Roma, los Villanos sumaron a Marcus Rashford y a Marco Asensio a su nómina. Ambos atraviesan sus primeras semanas en Birmingham pero el futuro es ilusionante. Rashford, envuelto en constantes cruces con los entrenadores del Manchester United, pretende recuperar el protagonismo perdido.
Asensio, relegado en la consideración de Luis Enrique en el PSG, se ganó un lugar en el once y es clave en la renovada estructura de Unai: anotó dos goles en la victoria ante el Chelsea, otros dos ante el Cardiff por FA Cup y marcó uno en la ida por octavos de Champions League ante el Brujas.
La lista sigue. El Chelsea parecía dispuesto a desembolsar una suma monstruosa de dinero por cualquier defensor francés que vistiera la camiseta del Mónaco, entre ellos Axel Disasi. Señalado y criticado por los fanáticos, encontró su lugar bajo el mando de Emery, incluso jugando de lateral. Ross Barkley elevó la vara tras su regreso al fútbol inglés con el Luton Town. Morgan Rogers empieza a alcanzar el nivel de futura promesa que llevó al Manchester City a ficharlo cuando era un niño. Lucas Digne muestra el rendimiento que quizá siempre buscó y que nunca logró en su, por entonces, sorpresivo paso por el Barcelona. Leon Bailey deja atrás su pesada historia familiar y alcanza su mejor versión.
Y así podríamos seguir por un buen rato con ejemplos individuales dentro del éxito colectivo del renacido Aston Villa.
Nunca sabremos si Tony Xia realmente estaba convencido de aquel plan de una nueva conquista europea. Tal vez, entre anhelo y la dosis justa de un gran negociador, encontró en ese ambicioso objetivo el punto de partida para ganarse a los hinchas con una idea alocada.
Este Aston Villa, el actual, se encamina a los cuartos de final de la edición 2025 de la Champions League. Tras un gran desempeño en la estrenada y novedosa Fase de Liga, superó 3-1 en la ida de los octavos al siempre complicado Brujas en Bélgica. Por el desarrollo, un resultado amplio.
En algún momento de su extensa y exitosa carrera, Emery declaró: “Siempre he escuchado decir al presidente Florentino Pérez esa famosa frase de que para ser el mejor equipo del mundo tienes que fichar al mejor jugador del mundo. Es un buen ejemplo para equipos con esa capacidad económica”.
El Aston Villa ha recuperado capacidad económica, pero no tiene al mejor jugador. La gloria mundial aún parece lejana, pero los Renacidos irán por Europa.