Cadillac: América no es para los (Norte) Americanos
General Motors, un gigante de la producción mundial de vehículos, desembarca en la F-1, pero no encontró pilotos estadounidenses que puedan levantar su bandera. Eso explica el retorno de Checo.
Con el Grand Prix de los Países Bajos, este fin de semana, retorna la Fórmula 1 tras su receso del verano europeo. El torneo nos adeuda 10 Grands Prix que decidirán el nombre de un nuevo campeón del mundo, el australiano Oscar Piastri (24) o el inglés Lando Norris (25). La escuadra McLaren está prácticamente consagrada a nivel de los constructores y el resto, mal que mal, está intentando ver si, con este 2025 ya jugado, puede sacar alguna ventajita de cara al año próximo, para el cual cambia radicalmente el reglamento técnico. Hasta aquí, ninguna novedad.
Pero en 2026 y después de muchas negociaciones, se sumará un nuevo equipo, el undécimo, a la máxima categoría del automovilismo mundial. Un equipo respaldado por la General Motors, la compañía que vendía más coches que cualquier otra en el planeta antes que la desbancara Toyota en 2008 y corriera riesgo de ir a la quiebra (ahora está a quinta a nivel mundial, detrás de los japoneses, VW, Mercedes y Ford). Un equipo que configuró la familia Andretti, que gozó del favor poco dismulado del presidente de la FIA, Mohamed Ben Sulayem (cuya familia tiene una larguísima relación comercial con GM en el Golfo Pérsico) y que tomó vida propia en una base inglesa bajo una famosa marca de autos de lujo: Cadillac.
Desde que la empresa de comunicación estadounidense Liberty Media adquirió Formula One Management (FOM) en 2017, la F-1 fue recostándose cada vez más en el “show business”, adoptando un sesgo “american way of life”, cuyo último gran eslabón ha sido la película “F1”, que batió records de audiencia en todo el mundo. La realización de tres carreras (de 24) en territorio de los Estados Unidos, con el GP de Las Vegas bajo organización directa de FOM, un caso único en el calendario, es otro componente de esa tendencia.
En ese mismo sentido se leía la incorporación de Cadillac. La escuadra norteamericana cuyos coches estarán impulsados por motores hechos en los Estados Unidos (pero solo a partir de 2028) y que, presumiblemente, iba a contar con, al menos, un piloto de esa nacionalidad.
Durante meses las especulaciones ponían al tope de la tabla al estadounidense Colton Herta, un joven de 25 años experto en Indianápolis, que surgía como la gran promesa del automovilismo de ese país, pero cuya carrera ascendente perdió algo de potencia en los últimos años, al punto que ni siquiera reúne hoy los requisitos mínimos para hacerse de la superlicencia de F-1.
James Hinchcliffe, otro ex piloto estadounidense que suele trabajar con FOM y Liberty Media -es de los que, en ocasiones, entrevista a los pilotos en plena calle de boxes al cabo de la clasificación y la carrera-, había sugerido (¡en la web oficial de la F-1!) los nombres de otros pilotos estadounidenses que, a su criterio, estaban en condiciones de sumarse a la aventura Cadillac de Fórmula 1: Kyle Kirkwood, ganador en IndyCar; Jak Crawford, que está peleando el título en Fórmula 2 e integrante de la academia de Aston Martin; o Conor Zilisch, un promisorio piloto de NASCAR de apenas 19 años y mucho futuro.
Pero quienes conducen la operación Cadillac F1 eligieron priorizar la experiencia y el conocimiento antes que el patriotismo. Entran Valtteri Bottas (35) y Sergio “Checo” Pérez (35) pondrán fin a su año sabático para conducir los dos Cadillac-Ferrari F1 en 2026.
Sin un solo norteamericano a la vista.
Eso es, simplemente, porque no hay en plaza pilotos como los que precisa un equipo a estrenar. Quizás Herta vaya a correr F-2 con miras a ganarse la superlicencia, quizás Crawford la consiga a fin de año, pero nada de eso es seguro. Ninguno de ellos es lo que reclama la coyuntura.
La Doctrina Monroe (América para los americanos) no se aplicó en este caso. La sugerencia de casi dos siglos de un patio trasero continental para la gran potencia de Occidente no ha sido tenida en cuenta por razones muy obvias en la práctica. ¿Por qué un equipo nuevo debiera poner coches nuevos, elaborados bajo un reglamento nuevo, al comando de dos inexpertos? Lo único que podía mejorarse en esa ecuación era la veteranía relativa de los pilotos. Y eso eligieron.
Como se ve, Bottas y Pérez tienen la experiencia necesaria para guiar a los técnicos de Cadillac F1, con base en Silverstone, a través de los primeros, dificilísimos, meses de gestión. Cualquiera de sus rivales ya trabaja desde enero o febrero con uno o dos pilotos, los que tengan confirmados para 2026, en el desarrollo del coche que viene. Cadillac no ha contado hasta aquí con ninguna clase de feedback conductivo. Pérez puede aportar lo suyo desde esta misma semana; a Bottas le tomará un poco más liberarse de sus compromisos de piloto reserva en Mercedes.
El caso del mexicano es uno muy especial. Cuando piloteaba para RedBull Racing, hasta el año pasado, su merchandising era mucho más popular en los Estados Unidos que el de su compañero, el campeón del mundo Max Verstappen. Max podía pulverizarlo en la pista, pero en las cajas registradoras nominadas en US$, la proporción era 80-20 a favor del piloto de Guadalajara. En Cadillac aceptan que Checo es todo lo estadounidense que puede ser un mexicano. “No es que solo yo volví”, señaló el azteca con algo de malevolencia. “Es el rugido de un país, la fuerza de un continente, lo que me sostiene. Es un nuevo capítulo”.
Pérez es un piloto bastante decente para la F-1 actual. Es cierto que lleva implícito un poderoso apoyo financiero, el del magnate Carlos Slim, que nunca le hace faltar patrocinio para abrir puertas. Pero también es real que, como asegura el dicho popular, México está tan cerca de los Estados Unidos como lejos de Dios.
“El mercado mexicano es muy importante para General Motors, y francamente, también lo es el de Norteamérica. Son excelentes socios, y lo han sido durante muchísimos años”, aseguró el martes en la presentación el señor Mark Reuss, a la sazón presidente de General Motors. “Vendemos muchos autos en México, así que, sin duda, nuestra presencia allí es complementaria. Diría que la afición allí está absolutamente entusiasmada. Así que esos son beneficios adicionales”.
Contra esos beneficios, Checo seguirá enfrentando viejos enemigos. Es un latino en un mundo dominado por el prejuicio europeo. Un medio de los Países Bajos, Racing365news, supo elevarlo a la categoría de enemigo público número 1 cuando le jugó una mala pasada a Verstappen en la qualy del GP de Mónaco de 2022. Max le devolvió el golpe en el GP de México, pero a partir de entonces sus amigos de la prensa demonizaron al azteca hasta lo ridículo. Desde el martes, cuando Cadillac hizo el anuncio oficial, han publicado notas con títulos muy sugestivos:
“¿Tiene Checo todavía lo que se necesita para competir en Fórmula 1?”
“¿Es Checo Pérez el piloto indicado para Cadillac?”
“Cadillac tomó una decisión: ¿estás de acuerdo?”
A la última pregunta, el 78 por ciento de los lectores respondieron que sí, y solo el 16 por ciento piensa que debieron haber incorporado a un piloto joven.
Los títulos pretenden sugerir lo que los mismos directivos de Cadillac desestimaron. “Si nos fijamos en Valtteri, está en la pista todos los fines de semana, ¿verdad? Por eso era importante para nosotros saber en qué punto se encuentra Sergio, en cuanto a su deseo de volver a la F1 y su fe en nuestro proyecto de liderar el equipo”, dijo Dan Towriss, el CEO de Cadillac F1. “Pero no podríamos haber estado más satisfechos con su respuesta. En nuestras reuniones con él, se podría decir que superó con creces el rendimiento. Teníamos preguntas. Teníamos escepticismo sobre algunos de estos temas, y él respondió a todas nuestras preguntas y aprobó nuestras pruebas, supongo, con gran éxito. Así que nos satisfizo proponerlo”.
Allá los europeos con sus prejuicios. Para los fanáticos latinos la reincorporación de Pérez es una brisa frente a la incertidumbre reinante sobre la continuidad de Franco Colapinto en 2026. Por un lado, no hay un piloto estadounidense que, en este momento, pueda ejercer su oficio sobre ese coche novedoso como Pérez ahora. Por el otro, el argentino puede mirarse en el espejo del mexicano para intentar salvar su carrera.
Los pobres rendimientos de Checo en la segunda parte de 2024 hicieron mella en su reputación, pero el mexicano quedó totalmente vindicado a la luz de cómo rindieron aquellos que lo reemplazaron: Liam Lawson duró apenas dos carreras y Yuki Tsunoda, durante años un némesis para Pérez por su lugar en RedBull y su cercanía con Honda, acabó siendo un fiasco cuando fue llamado a salvar la ropa. “Cuando ves que ellos sumaron algo así como cinco puntos en toda la temporada, creo que no tengo nada que demostrar”, se vengó el tapatío. Siete puntos, Checo, siete, pero se entiende.
En perspectiva, no ha habido mejor segundo piloto de Verstappen desde Daniel Ricciardo en 2018 que Pérez. Frente a eso, a todo lo que puede aportar, ningún rival estadounidense podía hacerle sombra. En la presentación, Towriss dijo que uno de los objetivos de Cadillac es asegurarse de volverse un camino para que los pilotos estadounidenses lleguen a la Fórmula 1. “Estaremos trabajando en ello”, indicó. A futuro, por supuesto. El presente le reclama respuestas serias.
Acaso para no desairar a quien quiere hacer de nuevo grande a America, la puerta nunca queda totalmente cerrada. Después de todo, con un motor Ferrari en las primeras tres temporadas los coches de Cadillac F1 no serán totalmente barras y estrellas…
“Sabemos, por los comentarios de los aficionados, que les encantaría ver a un piloto estadounidense en un equipo estadounidense con un motor estadounidense”, ha dicho el Team Principal del equipo, el inglés Graeme Lowdon. “Todo esto es posible. Hemos dicho repetidamente que todos en el equipo, todos, incluidos los pilotos, son seleccionados por méritos propios. No vemos ninguna razón por la que en el futuro no pueda haber un piloto estadounidense seleccionado por igual por méritos propios. Esto es Fórmula 1. No se trata de un lugar para jugar. Es la cumbre del automovilismo mundial. Pero, como digo, no veo ningún obstáculo para ver esa combinación en el futuro”.