Nos fuimos de shopping por Chile
El buen desempeño y la rápida adaptación de los refuerzos chilenos en el fútbol argentino configura un mercado rentable y cada vez más tentador para los clubes del país.
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Cada vez más chilenos cruzan la Cordillera de Los Andes para incursionar en el fútbol argentino y, a base de buenos rendimientos, se están transformando en figuras de sus equipos. “¡Chileeeeeeno, chileeeeeeno!", coreó La Bombonera tras el gran arranque de Carlos Palacios en Boca, con un golazo incluido ante Huracán y el centro triunfal ante Banfield. Williams Alarcón ya se ganó un lugar en el once inicial del Xeneize tras un 2024 en el que integró el mejor mediocampo de la Liga Profesional junto con Federico Fattori y Rodrigo Echeverría, otro compatriota que brilló en el Globo antes de emigrar en este último mercado de pases al León de México. Cruzando el Puente Pueyrredón, Felipe Loyola deslumbra en Avellaneda gracias a su polifuncionalidad, sacrificio, inteligencia y técnica. Los futbolistas trasandinos no solo están llegando en mayor número al fútbol argentino, sino que cada vez son más los que se destacan.
Más allá de que muchos fueron tentados y seducidos por las cuantiosas sumas de dinero que ofrece México, hay quienes priorizaron lo deportivo y se sumaron al fútbol de los campeones del mundo. A nivel latinoamericano, Argentina es el país que más chilenos alberga actualmente en su primera división. El flujo de traspasos entre ambos países aumentó exponencialmente desde mediados de los noventa, época en la que cambió la perspectiva de los beneficios del suelo albiceleste: “Desde el caso Marcelo Salas, en Chile se contempla a la liga argentina como una parada previa hacia el fútbol europeo”, detalla Pablo Ramos, periodista de ESPN Chile.
El “Matador” Salas aterrizó en River en 1996, proveniente de la Universidad de Chile, luego de enfrentarse al Millonario en las semifinales de la Copa Libertadores de aquel año. Tras dos temporadas destacándose en el fútbol argentino y un enorme Mundial 1998, en el que marcó cuatro goles en cuatro partidos, dio el salto a la Lazio de Italia. El goleador también vistió la camiseta de la Juventus antes de regresar al club de Núñez y, finalmente, retirarse en su país.
Alexis Sánchez es otro ejemplo icónico de cómo una escala en Argentina puede funcionar como combustible para triunfar en el Viejo Continente. Si bien ya había acaparado las miradas del fútbol europeo -Udinese ya había comprado su ficha-, su gran actuación con la banda riverplatense convenció al conjunto italiano de que era el momento indicado para su mudanza al Friuli. Fue el primer paso de una de las mejores travesías de una estrella chilena: integró el inolvidable Barcelona de Messi, Neymar, Xavi e Iniesta, brilló en el Arsenal inglés y tuvo el privilegio de defender los colores del Manchester United, Inter de Milán y Olympique de Marsella. Otro miembro del selecto grupo es Gary Medel: su destacada etapa en Boca Juniors lo impulsó al Sevilla, una gira europea en la que también formó parte de los planteles de Inter y el Bologna de Italia.
La Roja como medida
La ausencia de futbolistas chilenos en las grandes ligas europeas obligó a los entrenadores de su Selección a agudizar el ingenio y bucear por otras ligas para encontrar talento. El panorama era distinto en 2016: Claudio Bravo se instaló en Manchester para defender el arco del City, Alexis iniciaba su tercera temporada como figura del Arsenal, Medel era clave en la estructura del Inter de Roberto Mancini, Marcelo Díaz sumaba minutos en el Celta de Vigo, Arturo Vidal brillaba en Alemania con la camiseta del Bayern Munich y Charles Aranguiz era titular en el Bayer Leverkusen. En el mapa actual del planeta futbolístico solo tres integrantes de la Selección juegan en alguna de las cinco grandes ligas de Europa: el inoxidable Alexis Sánchez en Udinese, Guillermo Maripán en Torino y Gabriel Suazo en Toulouse.
“Muchos futbolistas ven al fútbol argentino como una opción de mayor competitividad que les permita tener una oportunidad en la selección chilena”, subraya Ramos. Rodrigo Echeverría lo capitalizó al máximo: se convirtió en un habitué de La Roja tras afianzarse como titular indiscutido y factor diferencial de un Huracán que en el último torneo disputó hasta el final el título que conquistó Vélez.
El continente americano se convirtió durante los últimos años en el principal proveedor de la mayor chilena: en la nómina de Gareca para la última doble fecha de Eliminatorias, disputada en noviembre de 2024 ante Perú y Venezuela, 19 de sus integrantes -el 76%- representaban a clubes americanos. El cambio de paradigma es evidente: el 52% de los Bicampeones de América en 2016 formaban parte de las ligas más relevantes de Europa.
El declive del rendimiento de La Roja durante los últimos años, ausentándose de las últimas dos citas mundialistas y sin protagonismo en los recientes certámenes continentales, provocó que sus integrantes quizás no encontraran el escaparate necesario para tentar a Europa, un déficit que los clubes argentinos supieron capitalizar: se aseguran un producto de calidad a un precio moderado. Una materia prima a la que, aparentemente, no es necesario esmerilar demasiado para que provoquen un impacto de forma inmediata.
Quien lo tiene claro es Jorge Almirón. El exentrenador de Boca y actual DT de Colo Colo dio un indicio del que podría ser uno de los secretos para el éxito instantáneo de los futbolistas chilenos en Argentina, en este caso en relación a Carlos Palacios y su rápida adaptación al mundo Boca: “Tiene mucha personalidad. Es un chico de barrio, no le pesa nada, no tiene miedo a nada”, expresó recientemente en un mano a mano con SportsCenter.
No es un detalle menor que Palacios supo brillar en un gigante de su país. “A veces, en Argentina, no se valora lo que es jugar en un equipo como Colo Colo. Jugar en Colo Colo es como jugar en Boca. Hay mucha presión y el jugador se tiene que adaptar rápido. Palacios ya pasó por esa etapa y la superó”, complementó Marcelo Espina, exfutbolista y exdirector deportivo de Colo Colo hasta 2020.
Personalidad… ¿Y algo más?
Espina define el prototipo de futbolista chileno enfocándose en su aspecto futbolístico, más allá de lo mental: "Los chilenos tienen mucha técnica. Eso les permite adaptarse a cualquier fútbol. Al tener buena técnica, si se adaptan al ritmo, rinden”.
A la personalidad y a la técnica como dos de los factores fundamentales se le puede sumar una tercera variante: el físico. Los futbolistas chilenos que actualmente resaltan en Primera División no parecen sufrir en un fútbol tan desgastante, disputado y dinámico como el argentino. “El fútbol chileno, en los últimos años, apostó por un perfil de entrenador de propuestas agresivas, presionantes, que tienen relación directa con buenos niveles de preparación física”, agrega Juan Cruz Mónaco, preparador físico de Necaxa de México, con etapas en Curicó Unido de Chile, Independiente, Colón, entre otros.
A la importación de talentos chilenos la complementa la exportación de entrenadores argentinos al fútbol chileno: la mayoría de ellos se alinean con la idea esgrimida por Mónaco. En 2020, hubo hasta once entrenadores argentinos en simultáneo en Chile. En 2024, más de diez pasaron por distintos clubes, y actualmente, cinco de los 16 equipos son dirigidos por un estratega albiceleste. La influencia en los banquillos es tal que los últimos seis campeones de la liga chilena fueron comandados por técnicos nacidos en nuestro país.
Un futbolista integral
“En Chile, hay jugadores en esa edad dulce, de 22, 23 y 24 años muy preparados para dar el salto: desde lo físico, lo táctico, la inteligencia, el entendimiento del juego, el hambre, la ambición y el ADN competitivo”, añade Mónaco desde su profundo conocimiento de las entrañas del fútbol chileno.
La ecuación entrega un resultado: el chileno aparece como un futbolista muy completo. Sin embargo, Mónaco no equipara el torneo chileno al argentino: el fútbol albiceleste se mantiene un paso por delante. Aunque completa la reflexión con un aporte: “Hay jugadores del fútbol chileno que están a la altura de adaptarse y rendir de la manera que lo vienen haciendo. Demostraron estar al nivel desde lo condicional, lo táctico, técnico y competitivo. Se pueden encontrar buenos elementos para incorporar”.
En síntesis, no resulta extraño que Chile sea la cuarta nacionalidad con más representantes en el actual certamen, solo por detrás de los futbolistas locales, Uruguay y Paraguay. Chile supera incluso a Colombia, un país históricamente muy emparentado con nuestro fútbol, en cantidad y, sobre todo, en calidad.
¿Es Chile el nuevo mercado por explotar a gran escala en el fútbol argentino? La tendencia indica que sí, ya que en apenas cuatro años la cantidad de futbolistas chilenos se triplicó: son 16 los trasandinos que transitan su vida en el país, incluyendo a los que poseen la doble nacionalidad.
Por tanto, Argentina y Chile ya no solo conviven en la cima de las potencias sudamericanas -y mundiales- como productores vitivinicolas: ahora también comparten sus cosechas futbolísticas. Entrenadores que van y jugadores que vienen. Una retroalimentación creciente en beneficio del producto.