El número uno
Carlos Alcaraz hizo todo bien. Disfrutó el torneo, jugó un tenis bárbaro y se quedó con el título. Del trabajo focalizado en Sinner a esta nueva victoria. Una rivalidad que llegó para quedarse.
Las últimas semanas de Carlos Alcaraz en Nueva York fueron sencillamente brillantes. Y tuvieron un cierre de oro. De participar en dobles junto a Emma Raducanu a la victoria sin atenuantes ante Jannik Sinner en la final por 6-2, 3-6, 6-1 y 6-4 hubo un viaje vertiginoso -que comenzó mucho antes del US Open- y con varias aristas, pero todas positivas. El español hizo todo bien en Flushing Meadows. Una verdadera máquina de tenis, pero que se muestra como humano. Disfruta, ríe, se entrena, se prepara, contagia. Tiene ángel. Y es el mejor.
Sexto título de Grand Slam a los 22 años y 4 meses, algo que ni siquiera habían logrado Novak Djokovic, Roger Federer ni Rafael Nadal. Una carrera que suma récord tras récord y que tiene atravesando una temporada brillante, con más títulos -siete- que derrotas en la cancha -seis- y sin dejar de lado sus momentos de desconexión, de detox, como el tan mencionado viaje a Ibiza entre Roland Garros y Wimbledon e incluso la presentación de un documental en plena competencia. Este es Alcaraz. El que se rapa la cabeza de un día para otro y lo cuenta con una sonrisa; el que se prende en el dobles mixtos con Raducanu y se gana las portadas de las revistas del corazón; el que festeja sus victorias con un swing de golf. Transparente. Emocional. Lisa y llanamente, Carlitos. Pero por otro lado está Carlos. El súper profesional. El que trabaja duro y tiene en claro sus objetivos.
“Justo después de la final de Wimbledon pensé que necesitaba mejorar algunas cosas si quería ganarle a Sinner”, lanzó Alcaraz ya con el trofeo del US Open a su lado. “Me tomé una semana para mí, sin hacer nada y después empecé a entrenar. Sólo quería entrenar esto, esto, esto y esto. Pensé en las cosas específicas que quería mejorar si quería ganarle a Jannik y las practiqué en las dos semanas previas a Cincinnati”, destacó sin ponerse colorado ni ocultar el versus que tienen dentro de la cancha frente al italiano.
Resulta llamativo que Alcaraz marque ese partido en Londres como punto de inflexión, más allá de ser una final de Grand Slam, porque ése fue el único duelo que cedió en prácticamente dos años ante Sinner. En el historial manda el español por 10-5, con un avasallante 7-1 en los últimos 8 partidos. Semis de Indian Wells y Roland Garros en 2024 y luego ya las finales de Beijing 2024, Roma 2025, Roland Garros 2025, Cincinnati 2025 (con retiro en el primer set) y ahora en el US Open. Claramente, no le gusta perder nunca. Mucho menos ante Sinner.
“Intentamos ver los pequeños detalles que podríamos mejorar para jugar en los partidos contra él”, explicó anoche Juan Carlos Ferrero, coach de Alcaraz, en la sala de prensa de Flushing Meadows. “Creo que fue muy importante, porque practicamos durante unos 15 días, muy concentrados en los detalles que debíamos mejorar para jugar contra Jannik. Eso creo que ayudó mucho, porque se dio cuenta de lo mucho que tiene que mejorar. Y yo también estaba muy concentrado en ello”, remarcó Ferrero, ex-N°1 del mundo y campeón de Roland Garros en 2003. Una dupla aceitada, fina. Que trabaja en busca de objetivos fijos, con la evolución constante y sin dormirse en las mieles del éxito.
Sinner lo padeció en cancha. Lo vivió durante las dos horas y 44 minutos que duró el partido y lo asimiló rápido. Muy rápido. Como hacen los verdaderos campeones. Porque antes de que Alcaraz y Ferrero pasen por la sala de conferencias estuvo el italiano. Y él ya había hecho una lectura precisa. La derrota en la final del US Open no es una más. Ha dejado una huella. Parece ser un punto de partida. Sólo ha perdido con dos jugadores en sus últimos 57 partidos: con Bublik en Queen’s y con Alcaraz en ¡cinco ocasiones! Y los números negativos se agrandan si uno se traslada hasta inicios de 2024: tiene un récord de 1-7 ante Alcaraz y un impactante 109-4 ante otros jugadores; 0-4 en canchas duras ante el español y 68-1 frente al resto; y 1-3 en Grand Slam y 48-1 ante los demás. Ayer fue el día de cortar y barajar de nuevo.
“Fui muy predecible en la cancha. Él hizo muchas cosas, cambió el juego. Ese también es su estilo. Ahora depende de mí si quiero hacer cambios o no, ¿sabes? Definitivamente vamos a trabajar en eso”, remarcó Sinner tras la caída en cuatro sets. “Intentaré estar más preparado para el próximo partido que juegue contra él. También creo que depende de cómo llegues a jugar contra Carlos. Yo en el torneo, por ejemplo, hice siempre lo mismo. No hice saque-volea, no jugué muchos drops… y luego llegas a un punto en el que juegas contra Carlos y tienes que salir de tu zona de confort. Le doy mucho crédito, porque manejó la situación mejor que yo”, explicó.
Y continuó el italiano diagramando cómo serán sus próximas semanas, o tal vez pensando en voz alta. Vaya uno a saber. “Así que voy a intentar hacer algunos cambios, incluso si eso me lleve a perder algunos partidos de ahora en adelante. Buscaré ser un poco más impredecible como jugador. Creo que eso es lo que tengo que hacer, intentar convertirme en un mejor tenista. Al final, ese es mi principal objetivo”, señaló ante una derrota ante Alcaraz que lo dejó recalculando. Aunque rápidamente buscó una salida algo más elegante. “No creo que sea específico para Carlos. Creo que es específico para mí, que intento mejorar. Pero lleva tiempo. Un secreto también es la paciencia. No es que salga de repente y luego en Pekín vaya a ser zurdo -risas-.Tomará tiempo. Mira, tal vez sea sólo algo pequeño. Tal vez pueda hacer un gran cambio. No lo sé, así que veamos”.
A pesar de cumplir con las notas de rutina por ser campeón, sonreír en todo momento y seguir disfrutando, las palabras de Sinner llegaron rápidamente a los oídos de Alcaraz, incluso antes de que él mismo llegara a la sala de conferencia. Y obviamente le dio continuidad al tema. El nuevo Big Two, en su máxima expresión.
“Así como él dijo que ve muchos de mis partidos solo para estudiar mi juego, yo hago lo mismo. Veo muchos de sus partidos. Primero, porque me encanta verlo jugar. Creo que es increíble lo que está haciendo. Segundo, porque me encanta estudiarlo, cómo juega, cómo se siente en los torneos, simplemente para tener retroalimentación”, resaltó Alcaraz. “No diría que es predecible, pero conozco su estilo. Sé lo que va a hacer o sus principales armas en el juego. Así que intento concentrarme en eso. Pero, aunque parezca predecible, es muy, muy difícil mantener el nivel y jugar peloteos largos contra él”, explicó.
“Creo que cada jugador tiene su estilo. Mi estilo, sí, se trata de la variedad que tengo en un partido. Siento que puedo hacerlo todo en la cancha, para ser honesto: slices, dejadas, topspins, planos. Simplemente confío mucho en mi condición física. Siento que puedo alcanzar todas las pelotas, lo que me da la confianza y la seguridad de anotar buenos puntos y poder jugar con variedad. Subir a la red, jugar desde la línea de fondo, drops, slices. Tuve que trabajar mucho en eso para no cometer tantos errores en los partidos”, resaltó. “Mantener ese estilo, la variedad, pero al mismo tiempo ser sólido desde la línea de fondo me da la oportunidad de poner en apuros a los rivales”, agregó.
Y como si fuera poco, esto no termina acá. En realidad, recién comienza. Y aunque quedan varios torneos importantes en la temporada, con los Masters 1000 de Shanghai y París y las ATP Finals y la Copa Davis como puntos máximos, Alcaraz ya tiene entre ceja y ceja su próximo objetivo. ¿Sinner? ¿Mantener el número uno a fin de año? ¿Ganar el Masters de fin de año por primera vez? ¿Celebrar su primer título de Copa Davis? Nada de eso. Incluso ya se bajó de la serie de España ante Dinamarca a jugarse esta semana por fatiga muscular. Su foco es el Australian Open, único Grand Slam que falta en sus vitrinas y que nunca fue más allá de los cuartos de final.
“Para ser honesto es mi primer objetivo. Cuando voy a la pretemporada, pensando en lo que quiero mejorar, en lo que quiero lograr, el Abierto de Australia está ahí. Es el primer o segundo torneo del año, y ahora mi principal objetivo es completar un Grand Slam de carrera”, señaló Carlitos. “Obviamente intentaré hacerlo el año que viene, pero si no lo logro espero que sea en dos, tres o cuatro. Si lo hago rápido será un gran logro; a mí lo único que me interesa es completarlo. Pase lo que pase”, tiró. Al fleje.
“Cuando logras los objetivos que te propusiste a principios de año es una sensación increíble.
Desde que tuve la oportunidad de recuperar el número uno fue uno de los primeros objetivos que me propuse. Para mí lograrlo una vez más es un sueño. Y hacerlo el mismo día que conseguí otro Grand Slam es aún mejor. Es todo por lo que estoy trabajando y estoy muy feliz de poder vivir estas experiencias”, cerró Alcaraz. El número uno.