El Príncipe Valentin
El monegasco Vacherot sorprendió al mundo del tenis en Shanghai. De estar como alterno en la clasificación a ganar su primer título en nueve pasos. ¿De qué planeta viniste?
Shanghai vivió en estos días el cuento más increíble del circuito ATP de los últimos años. De las últimas décadas. Y no exageramos si decidimos de la historia. Valentin Vacherot no estaba ni siquiera dentro del cuadro de clasificación del Masters 1000 chino a tres días del inicio del certamen; dos semanas después levantó el trofeo de campeón -el primero en su carrera- tras derrotar en la final a Arthur Rinderknech, su primo, para sumarle otro capítulo más a este relato que ni el más osado de los guionistas imaginaba. Victorias ante Djokovic, Rune, Bublik y Machac, entre otros. Del 204° al 40° del mundo sin escalas. Su vida cambió por completo en dos semanas, sin dudas.
Junio de 2016. Momento clave en la carrera de un junior. ¿Cómo seguimos? Valentin Vacherot se despedía en la segunda ronda de Roland Garros tras caer ante Stefanos Tsitsipas en sets corridos y diagramaba sus pasos a seguir. Con apenas dos torneos en esa temporada empezaba a abandonar su recorrido en los torneos Sub 18 sin resultados destacados. ¿Volvería a la práctica del esquí? ¿Continuaría con sus estudios? ¿Dejaría el tenis? No, eso no. su familia respiraba tenis; su medio hermano Benjamin Balleret por entonces competía en el circuito. Lo alentó a seguir. Y su primo Arthur lo convenció de que vaya con él a Estados Unidos, donde estaba estudiando y jugando para la Universidad de Texas. Caprichos del destino, ocho años después se volverían a cruzar en el partido más importante de sus vidas, en la definición de Shanghai.
Valentin escuchó los consejos de Benjamin y de Arthur y se sumergió en el mundo del tenis académico norteamericano mientras estudiaba Administración de Empresas y Gestión Deportiva. A los pocos años, su primo -cuatro años mayor- se bajó del barco y se subió al avión del circuito profesional, mostrándole una vez más cuál era el camino a seguir. Vacherot siguió unas temporadas más en Texas mejorando en su juego y, sobre todo, evolucionando físicamente. Así empezaron a caer victorias en el súper competitivo circuito universitario. Brandon Nakashima, Liam Draxl yEliott Spizzirri sucumbieron ante el poderoso saque y la punzante derecha del nacido en Roquebrune-Cap-Martin, en Francia, localidad limítrofe a Mónaco y donde incluso se encuentra el Montecarlo Country Club, sede del M1000, que pese a su nombre no está en el Principado.
Agosto 2025. Momento clave en la carrera de un jugador de 26 años que no despega. Cuatro años después de salir de la Universidad, con Balleret ya como entrenador, se sientan a diagramar los pasos a seguir en el calendario. El puesto 110° del mundo alcanzado un año atrás había quedado muy lejos, pero lo último que se pierde, dicen por ahí, es la esperanza. “Voy a arriesgarme en Shanghai porque una racha increíble puede llegar en cualquier momento”, le escribía por entonces Vacherot a un amigo, en un mensaje difundido por el periodista francés Quentin Moynet.
La razón de la osada idea de Valentin tenía un fundamento, por más que su ranking estaba muy por encima de lo necesario para poder jugarlo. “Es una locura decirlo, pero incluso hace unos meses tenía este torneo en mente. Sabía que era más importante antes del final de la temporada al que tendría la oportunidad de entrar, a raíz de los grandes cuadros de main draw y la clasificación”, explicaba el monegasco ya con el trofeo de campeón en mano.
No obstante, a pesar de las grandes llaves de Shanghai, Vacherot estaba lejos. Previo al torneo necesitaba de 22 bajas para ingresar al cuadro de clasificación. Pero había ilusión en él y su equipo. Por posición en el calendario y por distancia, el evento chino suele acumular varias ausencias. Y la bola comenzó a girar. Día a día su chance era cada vez más cercana. “Cuando aterricé aquí ni siquiera se suponía que jugaría el torneo. Estaba 9 lugares fuera del cuadro. Me arriesgué un poco al venir a jugar. Llegué poco más de un día antes del comienzo”, remarcó.
Las bajas se seguían dando. Ahora sí ya con Valentin en Shanghai. Finalmente llegó su turno. A un lugar en el cuadro de la clasificación, el brasileño Joao Fonseca liberó su lugar en el cuadro principal, Luca Nardi saltó a ocuparlo y dejó en espacio vacante en la qualy. El lugar era suyo, con rival confirmado: el duro y ascendente Ninhesh Basavareddy. Y estuvo al límite: 6-7, 4-4 y punto de quiebre en contra. Vacherot salió a flote y pasó a la 2da ronda, donde lo esperaba el canadiense Liam Draxl, un viejo conocido del tenis universitario. Y también hubo sufrimiento: 4-6, 6-6 y 5-5 en el tie break, a dos puntos de la derrota; y más. “Los desafíos están por todas partes. Además salvé un punto de quiebre cuando perdía 3-4 en el tercer set”, explicaba ayer.
Una construcción, entonces, que comenzó mucho antes. En la qualy, en su decisión de viajar a Shanghai sin tener lugar en el cuadro, en su postura de acompañar a su primo Arthur Rinderknech a Texas cuando su carrera quedaba entre la espalda y la pared incluso antes de empezar. Los éxitos no aparecen de la noche a la mañana. Que tuvo suerte, de eso no hay duda, pero a la suerte hay que ayudarla. Tal vez no escuchemos nunca más a esta escala de Valentin Vacherot, pero nadie le quitará ser el jugador con peor ranking en ganar un Masters 1000, por encima de Borna Coric (152°) en Cincinnati 2022 y Roberto Carretero (143°) en Hamburgo 1996.
Tampoco se borrará esta increíble historia. De ganar apenas una ronda en Montecarlo, en su único triunfo en M1000 o Grand Slam, a hilvanar una cadena de triunfos espectaculares: Laslo Djere, Alexander Bublik, Tomas Machac, Tallon Griekspoor, Holger Rune, Novak Djokovic y Rinderknech, sacando adelante cuatro de estos partidos tras perder el primer set. Nadie podrá decir que se le abrió el cuadro, más allá de la ausencia de Carlos Alcaraz y el rápido retiro de Jannik Sinner. Vacherot escribió de la primera a la última esta página gloriosa, en la que duplicó su Prize Money: hasta la semana pasada había ganado 594,077; ayer se llevó un cheque por 1,124,380.
“Lo que acaba de suceder es increíble. No tengo ni idea de lo que está ocurriendo en este momento. Ni siquiera entiendo por qué estoy sentado aquí ahora mismo. Es una locura. Creo que empezaré a darme cuenta en los próximos días”, señaló Vacherot en conferencia de prensa, minutos después de haber dado un discurso agradeciendo detalladamente a quiénes lo acompañaron en este camino -desde la presidente de la Federación de Tenis de Mónaco hasta la persona que lo fue a buscar en auto al aeropuerto de Shanghai- y firmado en la cámara tras la victoria más importante de su carrera ante su primo Arthur con un “La abuela y el abuelo estarían orgullosos”. Un chico que recién a los 26 años da su golpe y mantiene los pies en la tierra incluso en el momento deportivo más feliz de su vida. Se merece lo mejor.