La revolución parisina
PSG campeón de Ligue 1 y finalista de Champions. Paris FC regresa a primera. El argentino Omar da Fonseca -de los pocos que vistió las dos camisetas- oficia de guía para anticipar el derbi parisino.
Jacky Lorenzetti es un poderoso empresario francés que construyó buena parte de su fortuna a través de grandes negocios inmobiliarios. En 2006, entusiasmado con la actividad y alentado por el consejo de sus cuñados, adquirió el 61% del Racing Métro 92, un club de rugby parisino que por entonces militaba en la segunda división.
La llegada del magnate sacudió la estructura de la institución. En su primera temporada al frente, el club quintuplicó su presupuesto y dio inicio a una verdadera revolución, tanto deportiva como comercial: el ascenso se concretó rápidamente, la incorporación de superestrellas se volvió habitual, llegaron títulos importantes, se modificó el nombre (hoy es Racing 92) y se construyó un estadio moderno con césped artificial, donde no solo juega el primer equipo sino que también se celebran conciertos y, recientemente, fue sede de los Juegos Olímpicos de París… en la disciplina de natación.
El perfil estridente de Lorenzetti se advierte desde su infaltable bufanda con los colores blanco y celeste del club —sin importar la estación del año— hasta su costumbre de bajar del palco al vestuario durante el entretiempo de partidos decisivos para tomar la palabra en un ambiente cargado de tensión.
Como suele ocurrir con personajes de su estilo, la curiosidad y la búsqueda de innovación son una constante. En marzo de 2017, junto a Thomas Savaré, presidente del Stade Français Paris, anunció la intención de fusionar a ambos clubes parisinos que competían en el Top 14. La propuesta provocó una inmediata conmoción en el rugby francés: jugadores de ambos planteles y fanáticos se manifestaron en contra. A los pocos días, Lorenzetti daría marcha atrás y desistiría públicamente de la idea.
Hábil declarante, en la previa del último clásico parisino entre Racing 92 y Stade Français, disputado un par de semanas atrás, Jacky Lorenzetti aprovechó la oportunidad —morbosa, pero irresistible— que ofrecía el contexto: los dos equipos más importantes de la capital se encontraban sorpresivamente peleando por no descender, intentando sostenerse en la élite del Top 14. "¿De verdad hay espacio para dos clubes de rugby en París?", lanzó, filoso como siempre.
¿Qué tiene que ver esta historia rugbística con el espacio que Insiders reserva cada semana al fútbol internacional? Mucho más de lo que parece. En la pluralidad de ideas, en el contraste entre disciplinas y en el valor que implica testear nuevas alternativas.
Omar da Fonseca es argentino. Nació en Olavarría. Allí vuelve cada año, habitualmente en noviembre, para compartir tiempo con familiares y amigos. Pero también es parisino por adopción. Llegó al fútbol francés a principios de los años 80 con un bolsito cargado de ilusiones. Nunca más se fue. Hoy es un guía ideal para recorrer la capital francesa en estos tiempos extraños de gloria compartida: el Paris Saint-Germain domina la Ligue 1 y llegó a la final de la Champions League, mientras que el Paris FC acaba de regresar a la primera división después de 46 años.

“Siempre me sorprendió que no existiera una rivalidad marcada en una ciudad tan importante. Ocurre en todas las grandes capitales, y hace 40 años que vengo diciendo lo mismo”, cuenta en diálogo con Insiders, recién regresado de España, donde realizó una entrevista exclusiva con Kylian Mbappé. Con más de quince temporadas como comentarista destacado en la cadena beIN Sports, da Fonseca deja clara su postura: celebra la multiplicidad de clubes en una misma ciudad, en abierta contraposición con la doctrina Lorenzetti.
En un listado que no supera los diez nombres, Omar da Fonseca integra la exclusiva nómina de jugadores que vistieron las camisetas de los dos principales equipos de París. Con el Paris Saint-Germain formó parte del plantel que conquistó, por primera vez, el título de la máxima categoría del fútbol francés, una situación sorpresiva en aquel entonces y habitual en la actualidad.
Mientras en la Ligue 1 se debaten propuestas sobre el futuro formato del torneo —con una versión periodística que gana fuerza y plantea la implementación de playoffs para definir al campeón—, da Fonseca comparte sus sensaciones sobre la campaña actual del equipo de Luis Enrique:
“Cada vez veo más fútbol y cada vez entiendo menos”, dice entre risas. “Nos preguntamos: ¿cómo, teniendo a Neymar, Mbappé y Messi, no ganó la Champions? Hay que reconocer que, desde la llegada de los qataríes, trajeron un montón de figuras: Beckham, Ibrahimovic, Pastore, Cavani... Este año, fuera de Dembélé y Marquinhos por experiencia, no hay ninguno que tenga una influencia gigante como figura. Yo creo más en los pies de los jugadores que en las manos de los entrenadores, pero Luis Enrique tiene una revolución interior que manda a la mierda a todos: exprime sin temor ni prejuicios, en un fútbol francés que a veces se encierra mucho en su manera de jugarlo”.
Y suma una referencia a Pep Guardiola: “Guardiola decía que, cuando llegó a Barcelona, en el segundo o tercer año, se encontró con jugadores de primer nivel, pero que también estaban todos entre 24 y 27 años, con hambre, motivación, sin prestigio ni egos que los sobrepasaran. Creo que ahora es el caso. Porque vos ves el mediocampo: Vitinha, João Neves, Fabián Ruiz… son tipos con una pasividad total, no tienen ni tatuajes, no hacen circo. Y eso, a veces, marca la diferencia”.
La exigencia física del fútbol francés no es nueva. Bernardo Silva, pieza clave del Manchester City de Guardiola, fue consultado alguna vez sobre la liga más difícil para adaptarse, y sorprendió con su respuesta: “La liga donde más me costó adaptarme fue la francesa. Es impactante desde lo físico”.
Da Fonseca, observador privilegiado desde hace cuatro décadas, aporta su mirada:
“Es evidente el dominio del Paris Saint-Germain. Respecto a mi época, el fútbol progresó muchísimo. Hoy es una industria: los estadios están siempre llenos, las entradas valen 600, 800 euros como si nada. Y acá se mezclan dos realidades en cuanto a la idea de juego: por un lado, una parte magrebí —con tunecinos, marroquíes— que se asemeja bastante al estilo sudamericano, más alegre, más jodón. Y por otro, el sector africano, que con su morfología atlética marca muchas diferencias, sobre todo en edades tempranas. El problema aparece en los centros de formación: todos los equipos los tienen, pero se instaló la mentalidad de ganar también en esas categorías, y eso lleva a volcar todo a la superioridad física”.
Luego de sus pasos por Belgrano de Córdoba y Vélez Sarsfield en Argentina, Omar da Fonseca llegó al fútbol francés para incorporarse al Tours, por entonces en la segunda división. “Era un jugador mediano, bueno dentro de los medianos”, dice con humildad, a la distancia. En la temporada 1983-84 fue el goleador del torneo y consiguió el ascenso con su primer equipo en Francia. Luego vendrían experiencias en el Paris Saint-Germain —donde fue campeón de la Ligue 1—, en el Mónaco —otro título de primera división—, Toulouse y el cierre de su carrera en el Paris FC, en la tercera categoría.
“Me gustaría que el Paris Saint-Germain ganara la Champions. Es un deseo, que un club francés vuelva a conquistar Europa”, afirma. Tras su retiro, comenzó como representante de jugadores, fue director deportivo en Saint-Étienne y, con el tiempo, dio el salto al mundo de los medios. “Creo que mi personalidad, mi forma de ser, jugó un papel importante. Ahora estoy viviendo un momento excepcional, en el que quiero disfrutar de la vida. Veremos qué ocurre después del Mundial en Estados Unidos, pero mientras tanto se trata de disfrutar. Y la temporada que viene será una alegría ver a dos equipos de París en la primera división. Creo que será el comienzo de algo importante”, se entusiasma con la promesa de nuevos clásicos parisinos en la campaña 2025-26.
Referente indiscutido en la conexión futbolística entre Argentina y Francia, da Fonseca fue el encargado de recibir a Lionel Messi en el PSG el día de su llegada histórica al fútbol francés. Como un guía turístico por los rincones del Parque de los Príncipes, las imágenes del encuentro entre ambos argentinos se viralizaron rápidamente. “Hace más de quince años que transmito los partidos de La Liga, así que ya lo conocía. Había ido a verlo, también en la época en la que Abidal, Umtiti y otros franceses jugaban en Barcelona”, recuerda. Y añade sobre aquellos días: “Fue una revolución positiva, todo el mundo hablaba de eso. Después, quedó esa bronca porque no se dieron los resultados esperados, más allá de haber ganado títulos. Existió una relación tirante con el público al final. Pero conmigo, siempre un fenómeno. Lo fui a ver dos o tres veces más, siempre de diez. Además, siempre digo que es una persona que me salvó la vida: su aparición en España y el disfrute de verlo me permitieron hacer una carrera plena y vivir cosas maravillosas”.
Fundado en agosto de 1969, el Paris FC es un año más veterano que el PSG (agosto de 1970). Sin embargo, quedó lejos del glamour que rodea al actual finalista de la Champions League. El regreso a la máxima categoría llega con novedades importantes: “Lo compró el multimillonario más multimillonario de Francia, y es una gran noticia. Van a jugar en la cancha lindera al Parque de los Príncipes. Seguramente incorporen jugadores de peso y sumen talentos jóvenes franceses que no tenían espacio en otros equipos. Es un proyecto ambicioso. Yo creo que se va a generar una rivalidad interesante”, anticipa Da Fonseca.
Bernard Arnault, el magnate más poderoso de Francia y uno de los hombres más ricos del mundo, es el empresario del que habla da Fonseca. Se hizo cargo del Paris FC adquiriendo el 52,4% del paquete accionario. Pero como todo hábil y audaz para los negocios, no llegó solo. Su hijo, Antoine Arnault, lo anticipó con claridad: “Red Bull está a nuestro lado porque sabemos en qué somos buenos y en qué no. Tenemos habilidades de gestión, pero ninguna en operaciones de fútbol”.
Así, el conglomerado de la bebida energética se sumó al proyecto y no tardó en involucrarse de forma activa. Ya se produjeron dos viajes de Jürgen Klopp a la capital francesa. El ex entrenador del Liverpool es ahora el Director de Fútbol Global de Red Bull, y sigue de cerca el desarrollo del equipo.
La aventura del clásico parisino está en pañales. Falta camino por recorrer, pero el entusiasmo es evidente. La charla se va apagando y Omar da Fonseca se despide con una sonrisa. “Acá tengo un capital de simpatía muy importante, me siento valorizado, soy solicitado. Sinceramente, no me imaginé en la putísima vida que me iba a encontrar en esta situación a los 66 años”, dice entre risas el argentino más parisino de todos.