La VNL dejó la certeza de que no hay certezas
La Selección cerró la fase regular sin pasaje al Final 8 y con unas cuantos interrogantes sobre la mesa. A dos meses del Mundial, aún busca forma, solidez, nombres propios y certezas colectivas.
En principio, la VNL masculina era el torneo ideal para que la Selección Argentina ensamblara sus piezas, sacara conclusiones y determinara dónde estaba parada en este momento. Pasada la fase regular, que dejó a la celeste y blanca sin clasificación al Final 8 y en una deslucida 12ª ubicación, la conclusión es que no hay conclusiones.
Al mismo tiempo, es difícil saber a ciencia cierta cuál es el sitio exacto en el que apoya sus pies y su realidad el equipo dirigido por Marcelo Méndez –sin meter la cuchara entre las potencias, claro, que parecen lejos al menos por ahora- en un segundo pelotón parejísimo y nutrido de equipos: de hecho, si conseguía una victoria más –apenas una- hubiera sellado su pasaporte a la fase final.
Como es habitual, el entrenador usó la VNL como banco de pruebas y movió muchas formaciones entre partidos, para probar cómo encajaba cada pieza en lo colectivo y lo individual. Doce fechas más tarde, nadie se atrevería a aventurar cuál puede ser el equipo titular para el Mundial de Filipinas.
Y hay más: por segundo año consecutivo, la Selección no desplegó el máximo de su potencial de manera sostenida. No consigue hacerlo desde la sólida temporada 2023, con una gran VNL y la recordada coronación con una paliza 3-0 sobre Brasil, de visitante, en el Sudamericano.
Aun cuando se percibe que el grupo está plenamente unido y disfruta de esa cohesión interna, fue evidente que la Selección vivió algunos partidos casi como un sufrimiento, le costó levantarse de ciertas lagunas demasiado evidentes en algunos juegos y vivió un karma en su relación con el saque.
Quizás el partido con Japón sea, curiosamente, el árbol que puede explicar el bosque. Los dos primeros sets fueron excelentes pero, más allá de que los nipones son una potencia y levantaron muchísimo, la celeste y blanca se desdibujó de manera casi inverosímil: falló 30 saques, 21 de ellos entre el tercer y el quinto set (7 de los 14 que ejecutó en el tie-break a 15). Además, entró con ventajas al tramo final del cuarto capítulo y la perdió en un abrir y cerrar de ojos. Los dos extremos –la luz y la oscuridad- en un mismo juego.
Esa oscilación fue evidente, como también lo fue la falta de carácter o incluso de rebeldía para salir de ciertas lagunas en las que lo voleibolístico y lo mental se empantanaban y hasta se retroalimentaban: los bajones psicológicos o de tensión energética influían sobre el juego y las ejecuciones de algunos fundamentos se volvían imprecisas. Las ruedas quedaban girando sobre el barro.
LULO PALONSKY, EL MVP ARGENTINO
En un contexto general de fluctuaciones, el receptor-punta Luciano Palonsky fue, por lejos, el jugador más estable y rendidor de la Selección en la VNL 2025. Por categoría, solidez, rendimiento, regularidad en todos los fundamentos en los que está llamado a aportar y hasta por cierta creatividad en ataque, “Lulo” sobresalió con notoria claridad. Fue el máximo anotador celeste y blanco (180 puntos en total), el único en ser titular en los 12 partidos y terminó en el top-10 en tres rubros de la fase regular de la VNL: noveno entre los máximos anotadores, octavo entre los jugadores con más puntos en ataque (159) y décimo en pelotas recibidas con éxito (59).
Si hubiese que elegir un jugador inamovible, en este momento, todas las apuestas deberían ir dirigidas a él.
Por cómo terminó el torneo, el opuesto Pablo Kukartsev debería tener su chance como titular en el Mundial. En su puesto se dio una de las situaciones más extrañas, que pintan un poco el panorama general. Aquella famosa frase de que para muestra basta un botón.
El correntino Germán Gómez, de 22 años y un salto bestial, fue la gran aparición argentina en el torneo. Tanto, que opacó a Kukartsev hasta completarse el segundo fin de semana: el pibito fue máximo anotador de cuatro de los ocho primeros partidos y “Kuka” miró desde el banco tres de los cuatro partidos de la segunda semana.
Con Gómez en ese nivel y la incorporación al plantel de Bruno Lima, opuesto titular en los dos últimos Juegos Olímpicos, podría haber ocurrido que Kukartsev no viajara a Japón para los últimos cuatro partidos. De manera curiosa, en la nómina se incluyeron tres opuestos, algo muy infrecuente. Terminó siendo un acierto mayúsculo.
Gómez arrancó la semana decisiva frente a Brasil, pero no tuvo un buen comienzo –estaba lesionado en una rodilla, después ni siquiera estuvo en el plantel en los dos últimos partidos- y lo reemplazó Kukartsev. Al día siguiente, “Kuka” fue de arranque contra Japón, sumó poco y nada y fue reemplazado por Lima hasta el final del partido. La explosión llegó en las dos jornadas siguientes: el descendiente de rusos –sus padres llegaron a Argentina para jugar en Náutico Hacoaj en los años noventa- anotó 30 puntos contra Estados Unidos, el récord de un argentino en la historia de la VNL, y al día siguiente sumó 29 contra Turquía.
Las dos marcas más altas de un voleibolista argentino desde que se creó el torneo le pertenecen a él.
Si hay que hacer apuestas, la cosa se pone complicadísima. Sería muy extraño que Argentina lleve tres opuestos al Mundial. Si Kukartsev es titular, ¿Méndez podría dejar afuera a Gómez, la gran revelación, o a Lima, el máximo anotador de los Juegos del bronce en Tokio 2020+1 y figura de la reciente Superliga de Brasil?
De tanto probar, ahora el técnico se encuentra en un escenario complicado. Cualquiera de esos tres fuera del plantel suena a pecado: a desperdiciar a un cañonero potencialmente súper valioso.
Agustín Loser, el nuevo capitán, es otro de los que terminó la VNL con balance positivo: fue titular en 11 de los 12 partidos y, si bien no jugó un torneo brillante, mostró la jerarquía de un central que está entre los mejores de las ligas europeas y viene de ganar la Champions. Nicolás Zerba y Joaquín Gallego lo acompañaron y no desentonaron.
EL PUZZLE SIGUE CON PIEZAS SUELTAS
Luego de 12 partidos, la principal duda es cuál es el segundo receptor-punta titular. Si Luciano Vicentin está cerca de su mejor versión, todo el equipo mejora y adquiere otra solidez. No habría discusiones. Pero si está en uno de sus días imprecisos… la historia cambia completamente. Para colmo, si entra en sus remolinos de inseguridades, difícilmente se reponga. Al contrario, contra Turquía arrancó de suplente, entró y cumplió un partido muy sólido.
En la falta de constancia de Vicentin está encerrada, también, la del resto de los puntas. No parece haber ninguno que pueda rendir en alto nivel o con una regularidad esperanzadora.
Manuel Armoa Morel parece haberse ganado mayor confianza del entrenador. Tuvo acciones que invitan a la ilusión (7 puntos en el primer set contra Japón, 3 en el siguiente), pero le cuesta en recepción y aún le falta rodaje para variar sus recursos ofensivos de manera sólida. Igual, todavía tiene 22 años, aunque sus cualidades parecieron ponerlo en vidriera mucho antes que a otros pibes.
La incursión de Ignacio Luengas también dejó abiertos unos cuantos interrogantes. Entró en tres de los primeros cuatro partidos –dos de ellos como titular, contra Bulgaria y Canadá: 11 y 19 puntos respectivamente- tuvo un paso fugaz contra Países Bajos y volvió a salir de arranque frente a Irán: aportó apenas dos puntos, salió en el segundo set y no volvió a pisar la cancha en el resto del torneo.
Lo lógico, a futuro, sería contemplar a Jan Martínez entre los posibles puntas. El hijo del legendario “Mono” Martínez puede ser la contracara de algunos de los otros jugadores mencionados en su puesto: es garantía en recepción y defensa, aunque no brinda tanta explosividad y altura en la red. El problema –en este torneo en el que la conclusión es que no hay conclusiones- es que jugó la VNL como líbero en las dos primeras semanas (8 partidos) y lo hizo en gran nivel, por encima del jugador histórico en ese puesto, Santiago Danani.
La exclusión de Martínez para la última semana de competencia –en principio, habría planteado que no quería seguir como líbero, pero la situación nunca fue explicada por el cuerpo técnico ni por el jugador implicado- es otro de esos movimientos que dejaron sensaciones ambiguas, porque los ensayos para tratar de ensamblar las piezas terminaron generando falta de seguridades.
De allí es inevitable saltar a otro tema: las incorporaciones de Danani y Lima, dos jugadores que podían ser capitanes de la nueva era, según dijo Méndez en Insiders, no marcaron diferencias en el cierre del torneo. El líbero no brilló como en otros torneos y Lima quedó opacado por Kukartsev: el sanjuanino tuvo un positivo 51 por ciento en ataque, pero sumó 11 errores en 19 saques sus dos partidos.
Como en buena parte de los últimos años, la Selección tuvo partidos flojísimos en el saque. A este nivel, eso es un pecado.
Más allá de ser una cuestión compleja, hay algunos números elocuentes, sean relativo o absolutos: los cinco partidos en los que cometió menos de 3,5 errores por cada ace anotado terminaron en triunfo (Canadá, Países Bajos, Serbia, Cuba y Turquía) y los tres juegos en los que falló menos de 20 saques fueron victorias de la celeste y blanca (Francia, Países Bajos, Serbia). Por el contrario, todos los juegos en los que falló en promedio cinco servicios por set concluyeron en derrotas (Bulgaria, Italia, Irán, Brasil, Japón y Estados Unidos).
Por supuesto, influyen muchos otros elementos –técnicos y tácticos- en un partido, pero no observar esa evidencia sería de tercos.
Una de las cuestiones más positivas es que, a lo largo del torneo, Méndez cumplió con su anhelo de introducir poco a poco a las jóvenes promesas en el máximo nivel: Germán Gómez (22 años, 9 partidos, 7 como titular), Lucas Conde (20, 6, 1), Fausto Díaz (19, 2, 0) e Imanol Salazar (21, 1, 1) son esos pibes del futuro que ya comienzan a echar raícese en el presente.
DECISIONES DE CARA AL MUNDIAL
La incursión de los pibitos abre paso a una de las preguntas esenciales: ¿Méndez mantendrá el plantel de la VNL para el Mundial? Aventurarse en una respuesta rápida parece absurdo.
El primer Mundial de la nueva era –antes se jugaba cada cuatro años; desde ahora, cada dos- se disputará en Filipinas del 12 al 28 de septiembre de este año y obligará al entrenador de la Selección a decidir si profundiza el recambio generacional o recurre a algunos jugadores experimentados que fueron parte del plantel hasta París 2024 y no estuvieron en la VNL 2025.
El caso paradigmático es el de Luciano De Cecco. El abanderado de la delegación argentina en los últimos Juegos Olímpicos en principio no tenía en claro cómo encararía su temporada de selecciones en 2025: debía realizarse una pequeña intervención quirúrgica y quizás extendía su descanso de la celeste y blanca. Méndez le entregó el legado de la capitanía a Loser y, en una entrevista con Insiders, dijo: “Sea como fuere, yo lo quiero cerca de la Selección. Después se verá si él está en condiciones de jugar. Argentina siempre necesita un gran jugador como Luciano. En su momento veremos qué decisión tomamos”.
Pasada su operación, De Cecco hizo declaraciones en distintos medios y afirmó que está disponible para el Mundial. En ese sentido, suena extraño que no haya mayor fluidez en la comunicación como para que la disponibilidad del armador deba anunciarse en algunas de sus entrevistas. Más allá de las interpretaciones, los hechos: no hubo diálogos recientes.
La VNL sirvió para observar a pleno cómo pueden funcionar Matías Sánchez y Matías Giraudo, dos armadores de estilos muy distintos que estuvieron bajo la sombra del talento de De Cecco.
El sanjuanino, de 1,75 metro, fue titular en 11 de los 12 partidos. En un juego de “sábana corta”, Méndez eligió su categoría y precisión y dejó destapada cierta parte de la red: aunque se trata de disimular esa carencia acoplando al punta en el bloqueo junto al central, varios equipos hicieron mucho daño atacando por la zona de Sánchez cuando Mati era delantero. Giraudo, de 1,96, no tiene problemas en la red y posee un saque poderoso, pero es más impreciso y menos fluido que Sánchez.
Quizás Méndez desee darles la confianza a los dos Matías: que se sientan sin sombras y exploten su potencial, porque serán los armadores de los próximos años. Sin embargo, si la duda está instalada, y el entrenador considera que convocar a De Cecco puede ser un salto de calidad para el Mundial, no faltará mucho para que haya una conversación con Luciano.
Si se abre esa puerta, quizás también haya otras ventanas: en caso de que Méndez llame a De Cecco, ¿no podría tener entre sus planes convocar a Ezequiel Palacios –32 años, 1,98- como un punta confiable y equilibrado en recepción y ataque? ¿En ese combo de convocatorias de experimentados podría entrar Martín Ramos?
Paciencia. Así se llama el último tema que grabaron en estudios Los Piojos. Paciencia. Será la que habrá que tener para no alimentar la ansiedad del minuto a minuto esperando resoluciones de Méndez. Paciencia. Porque la conclusión es que no hay conclusiones.