Lando para presidente: Norris recargado
Después de conquistar el Gran Premio de Australia, el piloto de McLaren viaja a China con el objetivo de revalidar su gran debut en el campeonato de 2025.
Lando Norris gana el Grand Prix de Australia y se convierte en el primer piloto inglés que lidera el Mundial de Fórmula 1 desde que Lewis Hamilton perdió el título de 2021 a manos de Max Verstappen. El subcampeón de la última campaña presenta su candidatura al título en la corriente temporada. Hasta allí la noticia.
Corte. El señor director contacta a este cronista para pedirle, humildemente, que indague, palabras más o menos, sobre la posibilidad de que Norris se haya vuelto un verdadero aspirante a la corona, más allá de lo que indiquen los resultados. Porque en F-1 sigue valiendo la aclaración: no es lo mismo ganar que terminar primero.
Así que, ¡con todo gusto!
Norris tachó en el Albert Park de Melbourne tres de los cuatro desafíos que se le plantearon: (1) Capitalización de la largada, sin desaprovechar la posición de privilegio; (2) una acertada toma de decisión en un momento crucial de la carrera, cuando irrumpió la inesperada lluvia; (3) autoridad para sostener la presión del campeón mundial en la fase final de la prueba. En función de todo ello puede decirse que no solo terminó primero; también ganó.
Acaso no salió bien parado en el aspecto de la dinámica interna y, aunque recién arranca el año, esa cuestión es vital al punto que se mantendrá vigente por lo que reste del campeonato. De la manera en la que resuelva su pelea al interior de McLaren con su compañero Oscar Piastri puede decidirse el título.
Como el doctor Hyde y el señor Jekyll, Norris experimentó una transformación benévola entre el GP de Brasil, el 3 de noviembre pasado, y este GP de Australia, cuatro meses después. Bajo el agua paulista, el piloto inglés desperdició su pole position, fue humillado por Max Verstappen y acabó pidiendo la escupidera en los medios (“No me ganó a raíz del talento, fue suerte”) de lo que se arrepintió poco después. Solo transcurrieron cuatro Grands Prix desde entonces.
“Nos equivocamos mucho el año pasado, así que supongo que aprendimos de nuestros errores. Perdimos Silverstone y Canadá en una carrera como ésta. Hemos aprendido”, señaló en la conferencia de prensa posterior a la carrera, fuera de las cámaras. Olvidó piadosamente mencionar a Brasil como ejemplo de derrota. Se lo disculpa.
El Norris que asomó en Australia parece ser un piloto que durante el receso trabajó mucho más en los procesos mentales que en los deportivos, aunque todavía esté debiendo alguna materia en el último rubro. Es, indudablemente, un piloto muy diestro, capaz de aprovechar todas las virtudes de un auto competitivo y ganar carreras con él. Pero que tenga 10 poles y solo 5 victorias es un dato insoslayable. El ejemplo más cercano: de las ocho poles que obtuvo en 2025, solo tres pudo volverlas triunfos.
Lando gozó de una niñez dorada, dos de sus tres hermanos son deportistas como él. Su padre Adam hizo una fortuna en la City londinense en el rubro de los seguros de pensión y sigue produciendo dinero con una compañía de scooters eléctricos. Actualmente, su riqueza está valuada en 205 millones de libras esterlinas. A los 12 años, cuando su hijo ya corría en karting, le contrató un entrenador personal y un manager. Lando se crió en una familia bien avenida, a diferencia de lo que ocurrió con Verstappen, y aunque su campaña incluye finísimas conquistas como un título en F-3 y un subtítulo en F-2, suena el eco de cierta conexión entre el desarrollo humano y la personalidad deportiva. “Mi papá me dio muchas cosas, pero no fueron regalos, sino una inversión. Invirtió en mí”, aceptó en 2024. Ese es un concepto, por lo menos, extraño.
Después de ese fallido GP de Brasil, escribí lo siguiente:
“Norris puede ser un gran piloto, pero su rival es un magnífico corredor. Hay diferencias notables (...) No hay equivalencias entre el talento corredor de uno y la fuerza aspiracional del otro (…) Por último, otra vez precisó de una orden de equipo solo para terminar sexto. Un desempeño chapucero”.
Aquella fue una admisión de debilidad; verlo largar desde la pole-position en Melbourne, con el piso húmedo, aparecía como una chance magnífica de comprobar qué tanto había aprendido, cómo había trabajado sus flaquezas durante el receso.
Lo hizo realmente bien. Sin patinar, corrigió su trayectoria a los dos segundos para impedir que Verstappen se colara entre ambos McLaren, llegó sobrado a la primera curva. Desafío inicial, aprobado.
“Trabajamos mucho durante el invierno para prepararnos para una carrera como esta. Desperdiciamos muchas oportunidades la temporada pasada, donde no fuimos los mejores preparándonos y sabiendo lo decisivos que teníamos que ser. Y hoy fuimos muy decisivos. Llamé a boxes cinco minutos antes de entrar, pero al final fue la decisión correcta, y eso nos dio la victoria. Estresante, pero gratificante”, continuó.
McLaren contó con el mejor auto de la Fórmula 1 durante las últimas tres cuartas partes del torneo 2024, pero la faena en carrera no siempre fue bien ejecutada y la responsabilidad de ello fue compartida por Norris y la jerarquía del equipo. Por eso sorprendió ver cómo, al primer atisbo de complicación, el piloto inglés encaró la calle de boxes, sin titubear, segundos después de salirse de la pista a causa de una lluvia inesperada en el giro 44. De no haber tomado esa decisión, habría sido Verstappen, quien venía justo detrás, el que lo habría hecho (al estilo de Abu Dhabi 2021), asegurándose la victoria. Segundo rubro, aprobado.
“Tomar esas decisiones dos metros antes de frenar no es fácil. Tienes que hacer muchas cosas sobre la marcha e improvisar. Obviamente, entré un poco rápido para la cantidad de lluvia que caía y salí por completo de la pista. Miré por el espejo mientras me despistaba y vi a Oscar pasar también por la grava, y luego a Max pasándolo. Es un momento muy estresante porque todo podría haber salido mal allí. Si me hubiera mantenido en la pista, creo que Max probablemente me habría adelantado, ya que él llevaba los neumáticos medios y probablemente tenía mejor ventana que yo con los duros”.
Con un auto inferior (seis decimas en promedio más lento que el McLaren), Verstappen se mantuvo cerca hasta el final y en el ultimo rush hacia la bandera a cuadros apuró a Norris con lo mejor de su repertorio. “Max era rápido. Sabía que tenía buen ritmo, pero cometí un error en la curva 6 y él se metió en el DRS. Eso le permitió mantenerse cerca. Tuve que mirar el retrovisor un par de veces más de lo que me hubiera gustado, pero mantuve la calma, la compostura y escuché a mi ingeniero”.
Lo sostuvo y acabó venciéndolo por 895 milésimas, algo así como 60 metros de distancia tras 300 kilómetros de carrera. Su destreza defensiva dio frutos, pudo correr rueda a rueda (o casi) con el campeón mundial sin que aparecieran fisuras.
“Lidié con la presión, lidié con Max, lidié con Oscar detrás de mí, estuve presionando todo el tiempo. Podía relajarme por dentro, pero no me relajaba por lo mucho que estaba presionado. Supongo que puedo atribuirme un poco el mérito. Max y Oscar tienen hambre, son competitivos y lo desean con la misma intensidad”. ¿Es el hambre de Lando, que nunca pasó privaciones, el mismo que el de Max, criado con crudeza por su padre?
Puede darse por satisfecho por la manera con la que mantuvo a raya al neerlandés, pero quedaron dudas en el caso de su compañero y esa fue, probablemente, la única incógnita no despejada. Piastri es un piloto de indudable talento al que todavía le falta encontrar regularidad. Cuando lo consiga, podría ser un gran desafio para su compañero. En Australia venía alcanzando a Norris cuando el equipo decidió que conservaran posiciones mientras superaban rezagados. Pudo haber sido una decisión adecuada en términos de escuadra, para asegurarse el 1-2 final, pero favoreció mucho más al inglés que al australiano. Cuando Piastri tuvo libertad, cometió un error; al recuperarse, llegó la lluvia y volvió a caerse en el marcador. Norris fue mucho más aplomado y regular, pero no despejó esa duda: ¿qué ocurrirá en el día en que Piastri no se equivoque? No es una cuestión menor, porque podría decidir el título del mundo si McLaren mantiene la supremacía técnica.
Si la prensa inglesa se deleita con este presente de Norris, el sentimiento no es unánime. El británico Joe Saward, que no se pierde un GP desde 1988, opinó lo siguiente a continuación de la carrera: “Piastri estaba a punto de tomar la delantera cuando McLaren (extrañamente) le dijo que no lo hiciera. No fue buena idea. Oscar no estaba contento y se retrasó, pero luego decidió dejar claro que no estaba contento y se acercaba de nuevo cuando los dos McLaren se salieron de pista. Más tarde les dijeron que competían, pero el daño ya estaba hecho. Hubo una historia improvisada sobre la lluvia prevista y los rezagados, pero me temo que no me creí ni una palabra. Si quieres perder a un piloto, aplicas las órdenes de equipo. Espero que Oscar le dé al equipo el beneficio de la duda, pero McLaren debe evitar volver a hacerlo. Si Lando quiere ser el número uno del equipo, tiene que vencer a Oscar de forma justa y contundente”.
Interpretación directa: si Lando quiere ser campeón, tiene que dominar la pelea interna. Para saberlo, tendremos que seguir con atención los próximos compromisos.
El más inmediato es el de este fin de semana en China, bastante más irregular de lo que se supone. El circuito fue totalmente reasfaltado, pero los equipos solo dispondrán de una hora de práctica, ya que habrá un Sprint el sábado previo al GP. Supone un terreno desconocido en el que se adentrarán pilotos y equipos, en el cual podrían no tener validez los antecedentes.
Algunas certezas, de todas maneras, salen a flote. El de Shanghai es un circuito más favorable a McLaren que Melbourne y, en condiciones normales, las 4 a 6 décimas de segundo de ventaja que el coche naranja mostró sobre el azul de Verstappen podría ser mayor. Hay muchos puntos en juego en este fin de semana y si Norris enhebra los desafíos y los pone a la altura de su candidatura, amasaría muy buena ventaja. Aquí, la actuación de Piastri puede ser la variable. Necesita empezar por el principio: batiendo a Norris en clasificación.
RedBull advierte que la desventaja respecto de McLaren en la manera en que su auto trata los neumáticos, desgastándolos mucho más aceleradamente, podría llevar de 3 a 5 carreras en componerse. Verstappen puede compensar hasta cierto punto pero… están avisados.
Mercedes asoma como tercera fuerza con el sorprendente Kimi Antonelli a bordo, y Ferrari hará contención de daños: en Melbourne cometió errores de puesta a punto técnica y de ejecución en la carrera. Son fallas que puede corregirse, pero la duda sobre algún problema fundacional en la SF25 prevalece. Y se espera que Lewis Hamilton trate mejor a su ingeniero Riccardo Adami en la radio.
El pobre Jack Doohan intentará terminar la carrera, claro. Por ahí anda Franco Colapinto, bizcochitos de grasa en mano, recordándole que es apenas el primero de los cuatro suplentes con los que Alpine presiona a su piloto titular.
Quizás el lector piensa que no respondí con exactitud a la inquietud original. Por las dudas, dejo a continuación un párrafo del propio Lando, pronunciadas a poco de conquistar su victoria en Australia. “Will me habló por la radio y me dijo que me relajara un poco. Jarv, mi ingeniero de rendimiento, sabe muy rápido por mi forma de conducir cuándo estoy presionando demasiado o cuándo estoy forzando demasiado las entradas. Enseguida intervienen y dicen: ‘Haz esto mejor’ o ‘Cuidado con eso’ porque saben con qué tengo problemas. Sobre todo en una situación así. Esa situación era nueva para mí. Nunca había liderado una carrera a cinco vueltas del final con Max detrás, intentando presionarme, en estas condiciones. Quizás Max ya lo haya experimentado algunas veces; ha competido mucho contra Lewis y lo gestiona mejor que yo. Para mí, fue la primera vez”.
La fiscalía descansa.
Excelente articulo !!!