Los altos no saben jugar
Nick Woltemade rompe barreras y todos hablan de él. El delantero de los 100 millones de euros y la explosiva temporada que entusiasma a propios y extraños bajo una figura atípica.
El director de cine estadounidense Ron Shelton escribió el guión con el eje central sobre un tema bien hundido en las charlas de básquet callejero: las destrezas atléticas y habilidosas de los jugadores negros, superaban con total naturalidad a lo que podían ofrecer los blancos. En un país cruzado históricamente por el racismo, el cineasta llevó a la pantalla grande su idea bajo la dirección de un filme que protagonizó con creces la dupla conformada por Wesley Snipes y Woody Harrelson. “Los blancos no saben saltar”, se convirtió en un clásico del cine deportivo que hasta llego a tener su olvidable remake en 2023.
Al margen de la injustica que cometemos al tomar la palabra “jugar” para relacionarla solamente con lo extremadamente vistoso y la brillantez más seductora del fútbol, aquí jugamos con la adaptación para Latinoamérica del título “White men can't jump”. En el deporte más popular del planeta, una de las tantas máximas indica que, para los jugadores de talla alta, el destaque sólo puede llegar en acciones relacionadas al juego aéreo o de cierta rudeza en la fricción de un deporte con contacto. Siempre están los que escapan de aquellos axiomas.
Bremen es la tercera ciudad más poblada del norte de Alemania, por detrás de Hamburgo y Berlín. Allí, más de 550 mil habitantes transitan el día a día y la gran mayoría deposita su pasión en el equipo local: el Werder Bremen. En esas tierras, un 14 de febrero de 2002, llegó al mundo Nick Woltemade. Curiosamente, el nacido el día de San Valentín, es el encargado de enamorar a varios gigantes de Europa tras su impactante temporada en el Stuttgart.
El metro y 98 centímetros del delantero llaman la atención a lo lejos. También su look de melena aleonada. Pero lo que más destaca, a la hora de verlo en acción, es la particular habilidad para jugar a este deporte, y que valga la redundancia, con los pies.
En febrero de este año, mis funciones como relator en la señal ESPN, me llevaron a tener el primer encuentro grande con la categoría de Woltemade. Si bien, los números en la campaña ya venían siendo positivos, la alternancia en la titularidad era un clásico a esa altura de la temporada. Claro, el Stuttgart venía de conseguir un histórico subcampeonato y se había desprendido de su gran goleador: Serhou Guirassy. Aquel día, la anotación ante el Wolfsburgo se volvió viral por la espectacularidad de una conquista que inició cerca de la mitad de la cancha y terminó con el gol en una inolvidable jugada individual a pura gambeta.
La temporada 23/24 Guirassi fue descomunal: marcó 30 goles en 21 partidos de Bundesliga, quedó solamente por detrás de Harry Kane en la tabla de máximos artilleros y las ofertas no tardaron en llegar. El Borussia Dortmund ejecutó la clausula de unos 18 millones de euros, tal vez poco para los valores actuales, más después de semejante temporada, pero también jugaban los casi 28 años y la necesidad de confirmar esas cifras con regularidad. Lo hizo: 37 goles en 49 partidos oficiales durante la 24/25 para el delantero de la selección de Guinea.
El gran goleador fue bien acompañado aquella temporada por Denis Undav, el alemán que venía de jugar un par de temporadas en el Brighton de la Premier League, encontró su lugar como segunda punta o primera ante la ausencia por lesión o participación en la Copa Africana de Naciones de su compañero de ataque. Si bien Undav continuaría en la próxima campaña, el rearmado de la ofensiva del Stuttgart del Sebastian Hoeneß se convertía en una prueba exigente en aquel mercado de pases. Y allí es dónde volvemos a Woltemade.
Con apenas 17 años, en la temporada 2018/19, se convirtió en el debutante más joven en la historia del Werder Bremen en la Bundesliga. Su nombre resonaba constantemente ante los rendimientos positivos en las divisiones juveniles de su club y la selección germana. Siempre, resaltando llamativamente por su físico. Sin embargo, con poco espacio en el primer equipo, decidió buscar minutos en el SV Elversberg de la tercera división donde sumó 25 titularidades y 10 goles en el ascenso del club a la Bundesliga 2. Suficiente para volver con crece a las filas del equipo de Bremen.
“Sí, seguro que jugará el Mundial el próximo año”, anuncia con bombos y platillos Jean-Julien Beer, periodista del histórico periódico alemán Weser-Kurier fundado en 1945. “Hasta ahora solo tiene un par partidos en la selección de Alemania, es muy joven. Y es verdad que su camino estaba siendo un poco difícil: en el primer equipo del Werder Bremen no jugó tan bien, apenas dos goles en más de 40 partidos. El club le ofreció seguir, pero el buscaba nuevas oportunidades, hacer un cambio, y lo encontró en Sututtgart donde terminó jugando como una super estrella”, cuenta en un nítido español producto de lazos familiares con el Perú.
Real Madrid, Chelsea, Napoli, Juventus, Atlético de Madrid, Manchester United y así podemos seguir un rato largo. Es cierto, en el mercado de los rumores, todo es posible; pero la hipótesis de la salida apresurada tras sólo una temporada en Stuttgart cada vez es más fuerte. Obviamente, el Bayern Münich también juega ese partido. Pero allí volvemos al comienzo de estas líneas: ¿De qué juega Woltemade?
Tal vez no sea casualidad que el dorsal 10 sea el utilizado en sus participaciones con la selección Sub-21 de Alemania. “Él no es un número 9, estilo Lewandowski. En la selección tenemos a Niclas Füllkrug. Tampoco parece ser 10, o jugar a la izquierda o a la derecha. Él es una mezcla de todos, casi como Thomas Müller, quien tampoco tenía una posición perfecta”, analiza el colega alemán y avisa que “por estos motivos los bávaros quieren comprarlo y ya ofertaron 50 millones de euros. También el Madrid. Pero Suttgart quiere entre 80 y 100”. El delantero llegó gratis del Werder Bremen.
Insistimos en esta columna permanentemente sobre el peso y la validez de un premio individual en un deporte de equipo, pero utilizando como medida a los ganadores del Balón de Oro, el portugués Cristiano Ronaldo y el brasilero Kaká son los que más se acercan en talla a Woltemade con 1,87 y 1,86 respectivamente. Aquella máxima del grandote tosco, poco coordinado y lento para resolver, se escurre ante el juego del gigante alemán. “Woltemessi”, es el apodo que utilizaron en varios de los planteles que integró, por su constante y precisa capacidad para jugar la gambeta del pie a pie.
La altura resalta más la calidad del atacante en situaciones que, habitualmente, están reservadas para otro tipos de perfiles. La espectacularidad de los movimientos dentro del 1,95 de Zlatan Ibrahimović, acompañados de una personalidad particular y resonante, encienden al espectador. Escapar a la norma, termina siendo un condimento imprescindible para captar la atención de quien observa. Interpelarnos sobre lo que se escabulle de lo común.
La formula 1 terminó su fin de semana en el tradicional circuito de Silverstone con la consagración en el Gran Premio británico del local Lando Norris. Con este triunfo quedó a sólo ocho puntos de su compañero de equipo Oscar Piastri, quién lidera el campeonato de pilotos. Los McLaren siguen dominando con contundencia esta temporada. Y el 5° puestos de Max Verstappen se traduce en la casi misión imposible de tener siquiera alguna opción de pelear el campeonato. A todo esto, Lewis Hamilton no subió al podio tras once años consecutivos entre los tres mejores. Mucho para destacar en una misma carrera. Sin embargo, ya dijimos: lo extraño seduce, contagia y atrapa.
Otro alemán, como Woltemade, Nico Hülkenberg se convirtió en la figura del fin de semana tras llegar en tercer lugar. Obtuvo con Sauber su primer podio en 239 carreras en la máxima categoría. Partiendo desde el 19° puesto. Tan inesperado fue que no había champagne para el festejo en los boxes del equipo, allí la generosidad del team Mercedes entró en escena para acercar unas botellas y que la celebración sea completa.
“Yo he visto muchos jugadores en 30 años en esta profesión, pero lo de Woltemade este año es increíble. Mucho tiene que ver el entrenador Sebastián Hoeneß, sabe como potenciar a sus jugadores”, explica Beer. Su llegada al Stuttgart seguro puso contenta a la familia: padre y abuelo son fanáticos del equipo que terminó ganando la DFB-Pokal, con Woltemade marcando uno de los goles de la final.
¿Vale Woltemade 100 millones de euros? Lo mismo se pregunta Max Eberl, el director deportivo del Bayern Münich, que parece definir su estrategia de fichajes sobre dos estamentos: lo que ocurra post eveluación tras el Mundial de Clubes de la FIFA y la llegada o no de Woltemade. Si el team bávaro no es el destino, seguramente otro peso pesado de Europa se haga con los servicios del lungo.
Mientras el público germano sueña con verlo en sociedad con Musiala (post recuperación de su grave lesión) y Wirtz -la nueva gran carta ofensiva del Liverpool-, Woltemade traza su camino con un tono llamativo que rompe esquemas: el alto que, en un fútbol alemán habituado a reservar el rol de contacto y extrema fricción para los jugadores de esas características, se encarga de levantar la bandera que explica que sí, que los altos también saben jugar.