Un gigante inapetente
El Manchester United atraviesa una de las peores crisis de su historia. El día después de sus años dorados.
Con 49 partidos invicto en la Premier League, el Arsenal parecía imbatible en octubre de 2004. Luego de haber conquistado el torneo de punta a punta en la temporada anterior, volvía a consolidarse como un líder sólido y llegaba al duelo contra el Manchester United con una ventaja de ocho puntos. Sin embargo, la victoria por 2-0 de los Diablos Rojos sobre los Gunners no sería un capítulo más en esta histórica rivalidad: con un final caliente, decisiones polémicas del árbitro y la historia jugando su papel, todo desembocaría en la inolvidable “batalla del buffet”.
Más de 20 años después, el vínculo del Manchester United con lo culinario sigue presente, aunque en un contexto muy distinto. En medio de una crisis institucional, el club despedirá a unos 200 empleados y reducirá el menú del personal a sopa y sándwiches. El primer equipo, por ahora, mantiene una dieta más variada, aunque si el acceso al comedor dependiera del rendimiento en el campo, más de una vez el plato quedaría vacío.
Los meses previos al verano europeo de 2013 fueron intensos. El 22 de abril, con una victoria ante el Aston Villa, los Red Devils sumaban su vigésimo título en la máxima categoría del fútbol inglés, un récord. Fue la última conquista bajo la tutela de Sir Alex Ferguson, el viejo sabio escocés que ganó 38 campeonatos en una gestión que se extendió por más de 26 años. Aquel equipo, liderado por el goleador neerlandés Robin van Persie, protagonizó una de las tantas exhibiciones de grandeza que marcaron la era Ferguson.
Hoy, los fanáticos del United respiran otros aromas. Aquella fue la última conquista de la prestigiosa Premier League, y la actualidad del equipo y la organización generan más dudas que certezas. Una suma de decisiones desacertadas, apuros innecesarios y pésimas gestiones han llevado al prestigioso club a una situación inédita dentro y fuera de la cancha. En la actual temporada de la Premier League, se ubica en el puesto 14°, con apenas 33 puntos y ya doce derrotas en su haber. Dentro de la mala, la pésima campaña del casi condenado Southampton y el flojo rendimiento de Leicester e Ipswich Town -a quien venció en la última fecha con sufrimiento incluido- le otorgan un colchón de 16 puntos de distancia con los puestos de descenso.
Los olores no son los mejores en la cocina. Es innegable la responsabilidad de los Glazer, accionistas principales desde 2005, cuya gestión estuvo marcada por un sinfín de manejos engorrosos y polémicos, coronados con la reciente puesta en venta de parte del paquete accionario. Como suele ocurrir en estos casos, los resultados deportivos maquillaron la situación durante los primeros años, con cinco títulos de Premier League y una Champions League. Apenas un grupo minúsculo de simpatizantes planteaba sus dudas y realizaba campañas exigiendo explicaciones ante un desfasaje financiero que no coincidía con el rendimiento en el campo.
Cambio de chef. En 2023 se oficializó la llegada de un segundo "Sir" a esta historia: Jim Ratcliffe. Su desembarco como accionista y su control sobre el área deportiva de la institución generaron un leve entusiasmo entre los fanáticos, que veían en el multimillonario un interés constante por el deporte. Su experiencia en el Lausanne de Suiza—con dos ascensos y un descenso—y su gestión en el Niza de Francia—con varias clasificaciones a Europa y buen ojo para la adquisición de talento joven—eran sus credenciales en el mundo del fútbol. Claro, el fundador del conglomerado Ineos también se divierte con otras disciplinas y ha invertido activamente en automovilismo, vela, ciclismo y maratón. Juguetes caros.
Afuera, mucho; adentro… poco. La temporada anterior fue la peor del Manchester United en la era Premier League, con un histórico y negativo octavo puesto. En la actual, todavía sigue en competencia en la FA Cup y espera el cruce de octavos de final de la Europa League contra la Real Sociedad, un equipo que ya lo venció en Old Trafford en 2022.
La primera gran apuesta del nuevo ciclo fue el prometedor y joven entrenador portugués, Rúben Amorim, elegido para reemplazar a Erik ten Hag. El neerlandés dejó una versión deslucida y opaca, lejos de su exitoso y vistoso ciclo en el Ajax, y con la sensación de que su historia en Manchester tuvo varios capítulos forzados. En este juego de copiar-pegar, no parece descabellado pensar en la idea de un joven entrenador portugués con buenos números que llega a la Premier League y consigue el éxito de inmediato. Sin embargo, la comparación con el primer Mourinho en Chelsea es un abismo insalvable para Amorim.
Es cierto que sus seis títulos con Braga y Sporting ayudaban a amortiguar la desconfianza de los hinchas. Pero para colmo de males, la llegada del nuevo DT se produjo a las apuradas, con un interino de peso a reemplazar: nada menos que Ruud van Nistelrooy.
En el nombre del ahora entrenador neerlandés vamos a detenernos. Entre tanta historia, marcas, empresas, dueños y accionistas, la identidad del Manchester United parece irse diluyendo. Ese sello distintivo de todo equipo grande. Arrasador por momentos, épico en otros. Pero siempre con el peso específico de un nombre resonante. Una especie de herencia que no es para cualquiera.
Volviendo al bueno de Ruud, el delantero necesitó tres temporadas completas en el PSV—donde ganó dos veces la Eredivisie y anotó la impactante cifra de ¡77 goles! en 90 partidos oficiales—para generar y concretar el interés del Manchester United. Antes mencionamos a Robin van Persie como goleador de la última gran conquista en la Premier League: el delantero neerlandés había marcado más de 150 goles en el Arsenal antes de cambiar Londres por Manchester.
Hoy, en cambio, una campaña de diez goles en 34 presentaciones le bastó a Rasmus Højlund para heredar el pesado dorsal 9 de los Red Devils.
Sin caerle de lleno al atacante danés, esa sensación de apuro constante, fastidio, poca claridad y tensión abunda en el último lustro del equipo. El argentino Lisandro Martínez—actualmente lesionado de gravedad—divide opiniones entre la afición: por un lado, quienes elogian su categoría, timing y esfuerzo físico; por otro, quienes sostienen que nunca podrá asentarse y destacar en la Premier League debido a su falta de altura.
En la defensa, Harry Maguire es un claro ejemplo de la incertidumbre que reina en Old Trafford. A pesar de haber llegado por una cifra récord de más de 80 millones de libras esterlinas y ser constantemente cuestionado, ha disputado más de 200 partidos con el club, y todos los entrenadores—incluidos los interinos—le han brindado su respaldo. Incluso el capitán, Bruno Fernandes, ha sido señalado por algunas actitudes con sus compañeros.
La brújula parece girar en todas direcciones, sin un rumbo claro. Y a las apuradas, muy acorde a los tiempos que corren. El joven Amad Diallo también llegó desde Atalanta. Algunos minutos, un par de préstamos y la sensación de que esta temporada le brindaría mayor rodaje. Todo frenético, como su aparición decisiva en apenas unos minutos para remontar el derbi ante el Manchester City. Un par de actuaciones positivas en un equipo donde con poco se brilla y, luego, una lesión que parece dejarlo fuera hasta el final de la temporada. Todo rápido.
Y convulsionado. En el último mercado de pases, Marcus Rashford dejó el club tras fuertes rumores de una tensa relación con Amorim, quien siempre se mostró sincero desde su llegada. No era la primera fricción del delantero con un entrenador. Sin embargo, su salida rumbo al Aston Villa refleja el estado actual del United y el cambio de estatus entre ambos equipos.
Antony también se marchó, con varios dardos lanzados, en busca de minutos en el Betis de España.
El ocultamiento no es buen consejero. Y en eso, Amorim tiene un punto a favor. Parecía exagerado su mensaje a principios de febrero, cuando afirmó: “Estamos luchando por nuestros trabajos. Esta temporada será muy dura para todos. Puede hacernos más fuertes y tenemos que pelear”. Sin embargo, la realidad y el tiempo parecen darle la razón.
Es cierto que, volviendo al Sir principal, los inicios de Ferguson también fueron tumultuosos: un par de buenas temporadas, mercados de pases prometedores, duras derrotas en clásicos y una Premier League que parecía cada vez más lejana. Un triunfo en la FA Cup ante el entonces poderoso Nottingham Forest le daría una vida más. Los dirigentes ya planificaban un futuro sin el escocés, pero aquella victoria prolongó su estadía en Manchester por varios años más, algo impensado en aquel momento.
¿Podrá Amorim seguir los pasos de Ferguson? ¿La gestión organizativa de Ratcliffe a nivel administrativo será el punto de partida para ordenar económicamente la institución y darle un impulso deportivo? ¿Habrá un gesto de rebeldía de los jugadores para resolver dentro del campo con una pelota que cada vez pesa más? ¿En unos años quedarán hinchas sonrientes al recordar pancartas y carteles negativos, como aquel fan del famoso “TA RA Fergie”?
Mucho por responder en el contexto de un gigante que parece más que dormido. Inapetente.
Años después, Cesc Fàbregas confesó que fue él quien arrojó el pedazo de pizza que impactó en Sir Alex Ferguson en aquella recordada “batalla del buffet”. El escocés, alguna vez consultado por su fórmula del éxito y la longevidad, respondió: “Comer la comida correcta y beber el vino correcto”.
Si hoy pasa por Old Trafford, que lo sepa: por ahora, sopa y pan.