Para reemplazar a Méndez, nadie mejor que... ¡Méndez!
El entrenador medallista en Tokio se había despedido de la selección pero un giro inesperado podría reescribir la historia.
Lo que hace unos meses sonaba demasiado improbable –o quizás hasta imposible-, ahora parece cercano en el horizonte. Cuando la Selección Argentina masculina de vóleibol quedó eliminada de los Juegos Olímpicos París 2024, Marcelo Méndez se despidió de los jugadores. Ya no quedaban competencias oficiales en su ciclo con la celeste y blanca.
Sin embargo, a pesar de aquel adiós, en los próximos días el entrenador podría extender su vínculo con la Federación del Vóleibol Argentino (FeVA) para darle continuidad a uno de los períodos más exitosos en toda la historia de la Albiceleste: el comprendido entre 2019 y 2024.
Dos fuentes por demás confiables le confirmaron a Insiders que el técnico tiene ganas de seguir en el puesto: el deseo está intacto y lo tienta el desafío de jugar, con un plantel joven y aires renovados, tanto la VNL 2025 (la Liga de las Naciones) como el primer Campeonato Mundial de la nueva era (antes se disputaba cada cuatro años: éste será el debut de la cita mundialista cada dos años).
“Las gestiones son concretas y están avanzadas”, confirmó una fuente que conoce de las negociaciones, en diálogo exclusivo con Insiders. “Las charlas están 100 por ciento activas. Y por ahora no hay un plan B”, añadió el interlocutor.
Después del bronce de los Juegos Olímpicos Tokio 2020+1 y de una coronación inédita en el Sudamericano de Recife 2023 como hitos máximos bajo su mandato con el seleccionado, el técnico actualmente deshoja la margarita: se ve tentado a firmar una extensión de contracto con la FeVA, más allá de que acaba de clasificarse para los cuartos de final de la Champions League con el Jastrzebski Wegiel polaco, con el que fue subcampeón en las dos últimas temporadas del máximo certamen europeo.
En la FeVA, en tanto, reina el hermetismo. Insiders buscó la palabra del presidente de la entidad, Juan Sardo, pero no consiguió que éste se expresara respecto del tema. El silencio es lógico: los dirigentes estarían encantados de volver a estrechar la mano de uno de los técnicos más codiciados del planeta y el único de los entrenadores argentinos en dirigir la Selección en dos Juegos Olímpicos. Por eso el mutismo. No ven otro escenario mejor. Nada de hacer olas.
Por esa misma razón es que no activaron un plan B desde París 2024, en el presunto final del ciclo Méndez. Si no buscaron otros candidatos es porque todos los caminos conducen a Roma: toditas las fichas están puestas en una apuesta única.
Si las dos partes están deseosas de encontrarse, lo más lógico sería que ambos ríos confluyan en un solo cauce. No obstante, la situación es compleja y no depende apenas de la voluntad.
Para que Méndez continúe al frente del seleccionado –las fuentes consultadas no dieron a conocer por qué período de tiempo se extendería el contrato-, primero debería resolver en qué club continuará su carrera, ya que su cargo en el seleccionado sería part-time: es una obviedad que su salario como entrenador nacional es infinitamente menor al que puede aspirar a cobrar en equipos de las principales ligas del planeta.
En este contexto, es clave saber que no continuará en el Jastrzebski Wegiel después de dos títulos consecutivos en la Plus Liga polaca (ahora lidera el torneo y aspira a una tercera corona) y de dos subtítulos en cadena en la Champions europea. El club tiene otros planes para la temporada 2025/26, con un plantel más austero y nuevo entrenador, Andrzej Kowal.
La fecha del Mundial masculino 2025, a jugarse en Filipinas entre el 12 y el 28 de septiembre, es la pieza que puede hacer crujir todos los engranajes. Esa disposición en el calendario es la maldita carta que podría derrumbar el castillo de naipes.
Asumir en un equipo top de Europa en los primeros días de octubre, después de la cita mundialista, en principio suena descabellado. Sería demasiado tarde: faltaría muy poco para debutar en cualquiera de esos torneos.
Tal vez Méndez podría tomarse esa licencia si continuara en el club polaco con el que ganó todo: no sería una locura obtener ese guiño. Pero no ocurrirá lo mismo en un equipo nuevo, sobre todo si éste tiene grandes aspiraciones. El técnico debería adaptarse a una nueva estructura y a un nuevo plantel. Esa sintonía fina no se consigue en tan poco tiempo.
Si es en Italia, las chances bajan
A simple vista, el adiós al Jastrzebski Wegiel parecía una ventaja para que las negociaciones con la FeVA lleguen a buen puerto. Si se mira en profundidad, en realidad es un ancla: transforma la elección de su próximo destino de clubes en la piedra angular de cualquier continuidad en la Selección.
En ese escenario, La Gazzetta dello Sport, el diario deportivo más influyente de Italia y uno de los más tradicionales de Europa, publicó a principios de enero de este año que Itas Trentino quería que Méndez fuese el reemplazante de Fabio Soli.
Lo curioso, en ese caso, es que Trentino fue el equipo que dejó a Méndez sin vuelta olímpica en la Champions, al ganarle la final en la última temporada, en la que el argentino fue elegido el mejor técnico de la competencia.
El club italiano salió rápidamente a desmentir esa publicación de La Gazzetta a través de un comunicado de prensa.
Fuese o no verídico lo publicado, ésa es la dimensión de Méndez en el mercado de clubes: deja el subcampeón continental y bicampeón polaco y es codiciado por algunos de los equipos más importantes del planeta. Así de simple.
Según fuentes de Insiders, Méndez tendría al menos dos equipos italianos interesados en sus servicios para la temporada próxima. Inclusive, no habría que descartar absolutamente lo de Trentino.
Si fichara en la A1 italiana, las chances de la Selección se desvanecerían: las exigencias de ese torneo, al igual que las de la Plus Liga polaca, son altísimas. Difícilmente el técnico consiga permiso para sumarse después del Mundial de Filipinas.
Además, las disposiciones reglamentarias de la Liga Italiana determinan que un club que contrata a un entrenador que dirige un seleccionado nacional deberá abonar hasta 100 mil euros de multa por permitirle esa doble función. Todo cuesta arriba.
El mejor escenario para la celeste y blanca
El mejor escenario para la FeVA es que Méndez desoiga los cantos de sirenas de la Superlega y elija algún equipo de una competencia con mayor elasticidad respecto de sus pedidos.
En ese sentido, en Polonia e Italia –las dos ligas con mayor seguimiento mediático y en redes sociales- aseguran que tiene ofertas de la SV League de Japón, la vedette de moda, con aspiraciones a convertirse en el tercer torneo más poderoso del planeta, con el neerlandés Nimir Abdel-Aziz, el estadounidense TJ DeFalco y los nipones Ran Takahashi y Kento Miyaura entre sus principales figuras, además del receptor-punta Luciano Palonsky y el entrenador Javier Weber, los dos embajadores argentinos en la tierra del sol naciente.
El argentino Luciano Vicentin, dirigido por Méndez en Jastrzebski Wegiel, tendría todo encaminado para jugar allí en la próxima temporada. ¿También se mudará a territorio nipón su entrenador?
Periodistas polacos especulan, asimismo, con alguna oferta tentadora de la Liga de Corea del Sur, otra de las competencias con altos sueldos y aspiraciones de transformarse en un torneo top.
En ambos casos, con el fichaje en equipos de esas ligas asiáticas, Méndez podría articular sus tiempos entre la Selección y su próximo club. Cerraría por todos lados.
La clave es saber si está dispuesto a resignar protagonismo: dejar atrás las principales competencias nacionales y europeas –ahora en Polonia, en un hipotético futuro en Italia- para buscar éxitos en torneos muy tentadores en lo monetario, pero con un nivel de desarrollo menor aunque en expansión.
Por lo pronto, ya disipó algunas dudas que podrían añadirse a las ya planteadas: otras selecciones nacionales llamaron a su puerta y rechazó todos esos ofrecimientos. Yo, argentino.
¿Pueden explorar vías alternativas?
Dado el interés de Méndez por continuar en la Selección y de la FeVA por retenerlo, también valdría especular con soluciones alternativas, al menos para este 2025. Por ejemplo, que el técnico dirija al equipo nacional en la VNL y tenga a su lado a un asistente de jerarquía en quien delegue la conducción del equipo en el Mundial. Así lo hizo, por ejemplo, cuando Horacio Dileo comandó el equipo en los Juegos Panamericanos Lima 2019, en los que la celeste y blanca se colgó la medalla dorada.
En tal caso, podrían encauzarse todas las aguas de ríos distintos no sólo en caso de fichar en un equipo asiático: también podría desandar esa tercera vía si estuviera a cargo de un club de la Liga de Italia.
¿Estará dispuesta la FeVA a hacer esa concesión? ¿Méndez barajará esa posibilidad para dar el sí? ¿Tendrá un asistente de alto nivel que acepte ese desafío y esté disponible en esa fecha para ejecutar ese plan en el Mundial?
Contrastes que no asustan
Una vez más, lo que parece obvio no lo es. Méndez sabe que lo que vendrá en los próximos tiempos será, inevitablemente, menos brillante que lo que pasó, al menos en el corto plazo. ¿Por qué quedarse? Contribuir en el crecimiento de los más jóvenes es uno de sus máximos deseos para pensar en renovar su contrato con la FeVA. Los contrastes no lo preocupan.
Comparados con el bronce de los Juegos Olímpicos Tokio 2020+1 (épico, 33 años después del podio de Seúl 1988) y el Geraldazo en Recife, en el Sudamericano 2023 (primera consagración albiceleste en un torneo sudamericano en el que participara Brasil), los próximos pasos seguramente parecerán deslucidos para el gran público. No opera así la cabeza de Méndez, un cultor del perfil bajo y las palabras medidas: sostener a Argentina dentro de los 10 primeros del ranking de la FIVB (actualmente está novena) sería un logro que el vóley nacional debería celebrar.
Así como el técnico se había despedido del plantel cuando Argentina quedó eliminada en París 2024, en aquellos Juegos varios de los más experimentados plantearon que se tomarían descanso en 2025 o se retirarían de la Selección. No se filtraron –ni entonces ni ahora- los nombres de quienes pretenden un año sabático.
Facundo Conte fue el único en bajar la persiana definitivamente: primero de la celeste y blanca, luego del vóley en general, tras el Mundial de Clubes con Ciudad Vóley.
Sin Conte y seguramente con varias ausencias –al menos en este temporada- entre los mayores de 30 años que integraron habitualmente el plantel, el técnico debería pulir al máximo el potencial de los jóvenes que fueron tomando protagonismo.
En ese contexto, dos antecedentes alimentan la ilusión. La VNL 2023 fue de lo mejor de la era Méndez: la Selección terminó en el quinto puesto (su mejor ubicación desde la creación del torneo), con ocho triunfos sobre 12 partidos en la fase regular y el brillo de muchos jugadores que ni siquiera habían estado en el plantel del bronce de Tokio.
Por su parte, la Copa del Mundo 2019 (no debe confundirse con el Mundial: en el vóley son torneos distintos) había sido una de las primeras alegrías de la celeste y blanca con Méndez en el timón del barco: con un plantel de marcada impronta joven (seis de los futuros medallistas olímpicos en 2021 y 10 de los 13 del equipo de París 2024), la Albiceleste tuvo un muy buen torneo y terminó en una valiosa quinta colocación.
Reencontrarse con el rendimiento de la VNL 2023 sería de lo más satisfactorio que pudiera ocurrir. Los receptores-punta Luciano Palonsky, Luciano Vicentin y Jan Martínez, el central Nicolás Zerba y el armador Matías Sánchez son algunos de los que asumirían roles más determinantes en los próximos torneos. ¡Ni hablar del peso específico de Agustín Loser y Santiago Danani si ambos están disponibles para la temporada que se avecina!
Al parecer, está todo dado para que Méndez se dé el gusto de continuar como guía de un camino que, quizás, ahora tenga muchas piedras. Lo importante, al parecer, está en la determinación para dar cada paso sobre ese sendero. En sostenerse contra viento y marea.
¿La Selección volverá a tener como entrenador a uno de los hombres más buscados del mercado internacional? ¿Habrá que olvidarse de las palabras de adiós en París? ¿Lo que parecía parte del pasado tendrá su cuota de presente y futuro? ¿Ocurrirá finalmente?
Sos crack Gabo
Un placer volver a leer a un gran periodista como Gabriel. La nota es igual de buena que el ciclo de Marcelo Méndez, que ojalá se termine extendiendo.