Son, selfies y revolución: la MLS ya no compra nombres, compra presente
Un mercado con cifras récord, un público más global que local y una liga que dejó de ser refugio de veteranos para convertirse en escenario de estrellas en plena vigencia.
La caricaturización del ciudadano oriental promedio oficiando de turista se replica en una de las terminales del aeropuerto de Los Ángeles. Allí, la amabilidad y cordialidad de siempre, seguida de devoción por lo propio, ofrece un nuevo capítulo resumido en el atractivo número de fanáticos coreanos que esperan la llegada de su ídolo. Al look oficial del viajante del que hablamos al comienzo, el plus fan de fútbol le suma colores y cartelería de turno. Sin embargo, también hay lugar para decepciones: Heung-Min Son se retira por una puerta de salida directa de la terminal y el sueño de bañarlo en flashes queda trunco.
El delantero coreano va rumbo a convertirse en la compra más cara de la historia de la MLS. Números más, números menos, las cifras superan los 25 millones de euros. El atacante se convertirá en jugador franquicia de Los Angeles FC, equipo que estuvo acostumbrado a dar golpes de escena en el fútbol estadounidense: Carlos Velas, Giorgio Chiellini y Hugo Lloris fueron, en su momento, grandes fichajes puestos a intentar competirle al otro peso pesado e histórico LA Galaxy.
La MLS vivió de cambios a lo largo de su historia. Y no necesariamente por una cuestión negativa: encuentra en las modificaciones el desafío necesario para progresar y masificarse a su manera. El nivel de desarrollo llevó a la liga a contar con 30 equipos que representan a 30 ciudades diferentes de Estados Unidos y Canadá. La ecuación que reúne a hijos de inmigrantes, fans locales por un deporte en auge y la desesperación sin sentido del querer ser parte y no perderse nada que promueve la inmediatez de la redes sociales, arrojó un resultado exitoso para un campeonato que fue cambiando sus fórmulas.
El éxito de la MLS en su temporada 2024 se puede ejemplificar en algunas cifras: 1) Más de 11 millones de espectados en campo, superando con creces la campaña anterior, 2) un incremento del 17% en venta de merchandising, 3) ingresos en patrocinios que subieron entre 10 y 13%, con la llegada de 17 socio-auspiciantes nuevos y 4) más de 400 millones de interacciones en redes sociales, con incrementos de dos dígitos porcentuales de seguidores en TikTok, YouTube e Instagram. Y todavía faltan los resultados de la temporada en curso.
En los inicios del campeonato, figuras de avanzada edad, pero un recorrido intachable llegaron para ser los pioneros y guiar a los primeros talentos profesionales de la liga. Carlos “El Pibe” Valderrama, Marco Antonio “El Diablo” Etcheverry (Bolivia) y Lothar Matheus (Alemania), fueron algunos de los lideres de aquella generación. Tiempo después, el campeonato se desarrolló con talento local y extranjeros que veían la atracción en una liga sin demasiadas presiones, un salto de calidad en el estilo de vida y, obviamente, un atractivo contrato. Sin embargo, este detalle, en una competencia que siempre se encargó de ser muy transparente, provocó cierto cimbronazos al encontrar diferencias abismales entre un jugador franquicia y otro de salario mínimo en un mismo plantel.
Thomas Müller debutó en la primera división del Bayern Múnich en el año 2008. El 5 de julio de este año, realizó su última actuación con el equipo bávaro en la eliminación en cuartos de final del Mundial de Clubes a manos del PSG. Curiosamente, fue en Estados Unidos. Ahora, Vancouver Whitecaps (una de las franquicias canadienses que juega el torneo) lo contrató como jugador libre. El alemán de 35 años tendrá su primera experiencia lejos de Múnich. Atrás quedaron los 33 títulos, 756 partidos y 250 goles con su anterior club, pero no el fuego interno: “Tengo muchas ganas de llegar a Vancouver para ayudar a este equipo a ganar un campeonato. He escuchado cosas muy buenas sobre la ciudad, pero ante todo vengo a ganar”, anunció en su llegada.
La llagada a mediados de 2023 de Lionel Messi fue un golpe de escena para la MLS. En pleno auge del desembarco de grandes futbolistas en el fútbol de Arabia Saudita, Estados Unidos demostró tener las herramientas para contratar a la gran figura del fútbol mundial en el siglo actual. Obviamente, luego se fueron sumando otros pesos pesados al mismo Inter Miami: Luis Suárez, Jordi Alba y Sergio Busquets, fueron algunos de los nombres que sumó el equipo que viste de rosa. En este último mercado, el argentino sumó otro ladero, Rodrigo Da Paul, que salta del primer nivel europeo al fútbol de la MLS sin escalas.
Otros grandes nombres como David Beckham, Thierry Henry, Zlatan Ibrahimović y Kaká fueron animadores en etapas anteriores de la liga. Sin ir más lejos, Bastian Schweinsteiger se sumó a los 32 años a Chicago Fire en 2017 tras dejar el Manchester United. Misma edad tenía Wayne Rooney cuando se sumó al DC United.
El caso Son parece encontrar ciertas similitudes en el arribo tiempo atrás del italiano Lorenzo Insigne al Toronto FC: de gran figurar y líder en su equipo a la MLS, casi sin darle opción a otro tipo de propuesta; cómo si el amor por los colores fuese tan grande que, reforzar a un rival, se convirtiese en una traición imperdonable. El coreano marcó 173 goles en más de 400 partidos con el Tottenham. Su despedida, en un tibio amistoso, fue entre lágrimas. Formó parte de una temible dupla de ataque con Harry Kane. La paciencia del inglés fue menor, optó por la salida en búsqueda de su esquivo título en el Bayern Múnich de Alemania y, luego de una primera temporada exitosa en lo individual y decepcionante en lo colectivo, logró coronarse en la Bundesliga. Son, por lo menos, obtuvo la Europa League, para despedirse con una alegría.
En un fútbol cada vez más globalizado, al alcance de un clic y con los Estados Unidos como eje central de los grandes eventos venideros, no sería extraño que la tendencia de grandes estrellas vigentes en el fútbol europeo sigan sumándose a la MLS. El desafío ser mantener la llama viva o transmitir esa intensidad competitiva a quienes no están acostumbrados; adentro y afuera de la cancha, aunque los flashes, siempre, seguirán llegando.