Soy leyenda
No vamos a ahondar en adjetivos ni daremos muchas vueltas: llamaremos las cosas por su nombre. Carlos Alcaraz es el nuevo rey del polvo de ladrillo.
Parece un capricho. O no. El año en el que Rafael Nadal dijo adiós del clay parisino él se alzó con el título. Y en esta temporada, ya con homenaje y placa conmemorativa en la Philippe Chatrier, dibujó tal vez la mayor proeza lograda en ese escenario en la historia. Por la reacción, por el rival, por el nivel de ambos. Lo de este domingo en París ni vale la pena adjetivar: sencillamente fue obra del nuevo rey del polvo de ladrillo. Ese es Carlos Alcaraz.
"Era una final de Grand Slam. No era momento de cansarse. No era momento de rendirse. Había que seguir luchando, intentando encontrar el momento y simplemente ir por todas. Creo que los verdaderos campeones se forjan en esas situaciones, cuando lidian con esa presión de la mejor manera posible", explicó Alcaraz, tras el éxito ante Sinner por 4-6, 6-7, 6-4, 7-6 y 7-6.
Londres, 2008. Rafael Nadal se abrazaba a su quinto título de Grand Slam tras vencer a Roger Federer, número uno del mundo, en un apasionante 9-7 en el quinto set. Tenía 22 años, 1 mes y 3 días.
París, 2025. Carlos Alcaraz se abraza a su quinto título de Grand Slam tras vencer a Jannik Sinner, número uno del mundo, en un vibrante 7-6 en el quinto set. Tiene 22 años, 1 mes y 3 días.
Ni el mejor guionista lo hubiese imaginado. El legado, el heredero, la nueva leyenda.
"Tengo que darme cuenta de lo que he logrado. Creo que ese es el primer paso. Sinceramente, la coincidencia de ganar mi quinto Grand Slam a la misma edad que Rafa Nadal... diría que ese es el destino, supongo. Es decir, es una estadística que guardaré para siempre: ganar el quinto Grand Slam al mismo tiempo que Rafa, mi ídolo, mi inspiración. Es un gran honor, sinceramente. Ojalá no se detenga aquí", explicó el flamante bicampeón de Roland Garros.
Del partido en sí poco hablaremos, porque lo vieron todos. Y el que no lo vio debería verlo. Sólo diremos que Alcaraz estuvo contra las cuerdas en el cuarto set, con un triple match point en contra, y salió a flote con corazón, mucho coraje y, sobre todo, un nivel superlativo.
"No sé si va a ganar Alcaraz o si va a ganar Sinner, lo que sí les puedo decir, repito, es que creo que nunca en la historia del tenis hubo un jugador tan completo en distintos rubros. Físico, técnico, carismático, mental. No importa cuántos Grand Slam vaya a ganar Carlitos Alcaraz. Es lo mejor que se ha visto en la historia del tenis", soltaba Daniel Orsanic en plena transmisión por ESPN en el 3-2 del quinto set.
El comentario del capitán del equipo argentino campeón de Copa Davis en 2016 no pasó inadvertido. Fueron menos de 20 segundos en un partido que duró 5 horas y 29 minutos. Y quedó picando en las redes. Y si no lo escuchaste y recién lo leíste acá por primera vez, seguramente, sacando fanatismos de lado, te haya dejado recalculando.
Sólo tres jugadores se han repartido los últimos 12 títulos de Grand Slam. Y es Carlos Alcaraz, con cinco, el líder en el rubro, dejando atrás a Novak Djokovic -con 4- y Sinner -con 3-. Fue justamente él quien privó a Nole de lograr los cuatro Majors en 2023 venciéndolo en la final de Wimbledon. Y fue justamente él quién cortó la racha del italiano de 20 victorias seguidas en GS. Son los tres que están marcando la época, con Nole dando el claro mensaje en París que tal vez éste haya sido su último Roland Garros.
Paradójicamente -o no- Nole es el dueño de la final ganada más larga en un torneo de Grand Slam, con el éxito ante Nadal en Melbourne en 2012 por 7-5 en el quinto set después de cinco horas y 53 minutos. Aquella vez, seguro lo recuerdan, Djokovic y Rafa casi no podían mantenerse en pie durante la premiación a raíz de los calambres. ¿Quiere otra coincidencia llamativa? Ese fue el 5to título de GS para el serbio.
En las últimas dos décadas apenas tres finales de Roland Garros se definieron en cinco sets. La de ayer y la del año pasado frente a Alexander Zverev, ambas ganadas por Alcaraz. Y la de 2021 firmada por Djokovic ante Stefanos Tsitsipas, tras volver de un 0-2 en sets.
En épocas donde se plantea muchas veces la eliminación de los partidos a cinco sets por la duración, la falta de interés televisivo en momentos de atención efímera o simplemente un intento -no siempre positivo- de modernización de las reglas, cinco de las últimas veinte finales de Grand Slam vivieron una reacción para remontar una desventaja de dos sets. Dominic Thiem a Zverev en el US Open 2020, Djokovic a Tsitsipas en RG 2021, Nadal a Daniil Medvedev en Australia 2022, Sinner a Medvedev a Australia 2024 y Alcaraz a Sinner en Roland Garros 2025. Un número por demás llamativo. No obstante, Alcaraz es el primero que remonta un 0-2 y tres match points en una final de Grand Slam desde 1927.
Y si ya tenía cosas similares a Rafa y Nole, faltaba una con Roger. ¿Y la hay? Claro. Alcaraz es el primer jugador en ganar sus cinco primeras finales de Grand Slam desde que lo hiciera, claro, el enorme Federer.
"La verdad es que hubo algunos momentos del partido en los que el nivel fue una locura. Sabes, viendo a Jannik al otro lado de la red jugando a un nivel tan alto, a veces pensaba: "¿Qué puedo hacer?". Estaba pegando tiros increíbles. Hubo algunos momentos del partido en los que no podía fallar. El nivel era altísimo", destacó Alcaraz en conferencia. "Sí, pensé en la gente. Disfruto de algunas partes del partido. Disfruto jugando a un nivel tan alto contra Jannik, teniendo esa batalla. Fue genial. Pensaba que la gente también lo estaba disfrutando. Por momentos el partido fue increíble", resaltó.
No está de más decir que Carlitos se convirtió en la criptonita de Sinner. Fue el único que lo venció en sus últimos 35 partidos. Y lo hizo por triplicado. De hecho, se impuso en los últimos cinco antecedentes. "Cada partido contra él es importante", resaltó Carlitos. "Cada vez que nos enfrentamos, elevamos nuestro nivel al máximo. Estoy seguro de que aprenderá de este partido y volverá más fuerte la próxima vez. Estoy bastante seguro de que hará su tarea. Y yo también intentaré aprender de este partido y ver cómo puedo mejorar, cómo hacerle daño tácticamente. Repito: no voy a ganarle para siempre. Eso es obvio. Así que tengo que seguir aprendiendo de los partidos que jugué contra él y, con suerte, jugar más finales de Grand Slam", agregó.
En unos años veremos si este partido será recordado y elevado a la altura de un Borg-McEnroe en Wimbledon 1980 o de un Federer-Nadal en Wimbledon 2008. Posiblemente. Seguramente. No tengo dudas: fue una victoria legendaria.