Zverev se sube a la ola… y se cae
Sascha no dudó ante la lentitud de las canchas en Shanghai y se sumó a la opinión de la semana pasada -y de la cual escribimos- de Federer. ¿Favorecen a Sinner y Alcaraz? ¿O son excusas?
Shanghai siempre se caracterizó por su velocidad de cancha. Como en toda la gira asiática, la pelota vuela. Sin embargo este año el Masters 1000 se presentó con una verdadera sorpresa: una superficie muy lenta en comparación a años anteriores y bastante similar a la tan mencionada de Indian Wells de hace unos meses. Entonces, la voz de Federer días atrás en la Laver Cup tomó más fuerza.
Para los que no estén en tema, el gran Roger destacó que los directores de los torneos fueron bajando la velocidad de las canchas rápidas para generar un equilibrio durante toda la temporada y así poder jugar de manera de similar en todas las superficies. Según su visión esto favorece a Sinner y Alcaraz dado que es más difícil desequilibrarlos. “Si las canchas fueran más rápidas tal vez con acertar un par de golpes en el momento justo se los puede derrotar”, había destacado en el podcast Serve with Andy Roddick. Y fue tajante: “Los directores ahora piensan: ‘Quiero un Sinner-Alcaraz en la final’”.
Federer al parecer tenía data o intuía lo que podía llegar a pasar en Shanghai: su CPI (índice de ritmo de cancha) bajó de 40.8 a 32.8 en un año (en 2023 había sido de 40.1), convirtiéndose en el segundo M1000 en canchas duras más lento de la temporada, por encima sólo de Indian Wells (30.9) y lejísimos de Canadá (44.6), Cincinnati (43.1) y Miami (40.7).
No obstante, si la idea del evento chino fue “empujar” hacia una final Alcaraz-Sinner estuvo a años luz de eso. El español ni siquiera jugó, ya que se bajó por lesión una vez conseguido su título en el ATP 500 de Tokio. Y el italiano se fue mucho antes de lo pensado y de una manera atípica: golpeado por el calor, la humedad y el esfuerzo, se retiró todo acalambrado y siendo ayudado para poder salir caminando de la cancha cuando disputada el tercer set en su partido de tercera ronda ante Tallon Griekspoor.
Las condiciones climáticas y las numerosas derrotas de grandes favoritos en las primeras rondas fueron dos de los temas que estuvieron sobre la mesa en Shanghai. Shelton, Khachanov, Ruud, Rublev, Fritz y Bublik fueron otros que tuvieron un adiós repentino en el octavo Masters 1000 de la temporada, torneo que no se caracteriza, no obstante, por tener finalistas fuera del radar. En los últimos años podemos marcar, y siendo generosos porque todos fueron Top 12, a Hubert Hurkacz, Roberto Bautista Agut y Borna Coric como “sorpresas”. Después, una lista de ilustres: Federer, Nadal, Djokovic, Murray, Del Potro, Ferrer, Tsonga, Medvedev, Sinner, Simon, Rublev y Zverev.
Y justamente Sascha fue el que aportó el tercer tópico del torneo. Le agregó leña al fuego, aún cuando Sinner estaba con vida dentro del cuadro. Se subió a la opinión de Federer y habló de las superficies del circuito segundos después de su victoria en el debut ante el francés Valentin Royel. “Odio cuando [las velocidades de la cancha] son las mismas, y sé que los directores del torneo van en esa dirección porque obviamente quieren que Jannik y Carlos lo hagan bien todas las semanas”, resaltó Zverev, en la nota en canchas tras su triunfo. Y agregó, explayándose en su punto de vista, que, históricamente, los jugadores debían adaptar su juego a diferentes superficies; y que hoy en día el estilo de juego es muy similar en todas.
A Sinner, por supuesto, le llegaron las palabras del alemán y no quiso polémicas. Tuvo una respuesta con altura y diplomacia. “Ni Carlos ni yo somos quiénes mandamos en el mundo del tenis ni en cómo son las pistas. No es nuestra decisión, intentamos adaptarnos a cada situación. He jugado un gran tenis también en pistas rápidas. Sólo trato de adaptarme y jugar el mejor tenis que puedo. Eso es todo”, explicaba tras su debut ganador ante Altmaier.
Como mencionamos la semana pasada en el texto sobre Federer, acá Sascha también tiene un poco de razón. Pero es una mirada demasiado cegada. El tenis siempre fue adaptando sus canchas para que no sean súper rápidas ni súper lentas. No es algo nuevo. Hace 15 años atrás se hablaba de cómo el césped había bajado su velocidad. Y ahí también fue Roger uno de los que alzó la voz. Y unos años antes, por ejemplo, se vetó por completo las superficies de moqueta y parquet o madera por su rapidez.
Lo cierto acá es que Alcaraz y Sinner están un escalón por encima. Jueguen en Wimbledon, Roland Garros, Cincinnati (el 2do M1000 más rápido del año; en Canadá no jugaron ninguno de los dos) o en la Luna. Y también es verdad que Zverev está por debajo de su nivel, sin poder aprovechar las oportunidad que se le presentan: en las “rápidas” de Montreal sin Sinner y Alcaraz, por ejemplo, se fue en semis; y acá, en las “lentas” de Shanghai, karma instantánea apenas perdió el italiano, se marchó ante el francés Rinderknech, que curiosamente también lo había vencido en el Grand Slam británico, una de las canchas más veloces del año.
Si bien el alemán está N°3 del mundo su temporada dista mucho de las expectativas que tenía. Seguramente eso lo golpeó. Abrió el año jugando su tercera final de Grand Slam sin fortuna en la definición nuevamente y ahí, ante la sanción por doping de Sinner, se encontró con una oportunidad única para alcanzar la cima del ranking ATP. Zverev buscó puntos por Latinoamérica y le fue mal. Y extendió su flojo andar por Indian Wells, Miami y Montecarlo. Tuvo una racha de 6 triunfos y 6 derrotas, que desencadenó, finalmente en el Principado con su derrota en el debut, que se quedara sin chances matemáticas de alcanzar el número uno del mundo. ¿Qué pasó en el siguiente torneo ya sin ese objetivo? Se consagró campeón en Munich.
Su 2025 de todas maneras no despegó. Alternó buenas y malas, con un récord de 1-6 ante jugadores Top 10 desde su título en el torneo bávaro, con un par de semifinales en Cincinnati y Canadá y un cuartos de final en Roland Garros como puntos más altos. Lejos, muy lejos. Y no fue la superficie, la velocidad o las pelotas. La historia pasaba por otro lado. “Diría que más mental. Me siento muy solo allá afuera a veces. Tengo problemas. Mentalmente vengo diciendo que he estado luchando desde que perdí el Australian Open. No sé, estoy intentando encontrar formas para salir de este agujero. Me siento, en términos generales, bastante solo en la vida ahora mismo, lo cual no es una sensación muy lindo”, señalaba Zverev tras su derrota en Wimbledon. “Me voy a dormir sin motivación para levantarme al día siguiente. Creo que mucha gente, independientemente de su trabajo, ha tenido alguna vez esa sensación. En un deportista de élite eso se refleja claramente en su rendimiento”, agregaba.
A esa sensación de vacío y falta de motivación, Zverev ahora le agregó un capítulo más en Shanghai. Las cuestiones físicas. “La última vez que jugué sin dolor fue en Australia. Ha sido un año muy duro físicamente, con problemas de espalda que no desaparecen. Estoy en una verdadera batalla conmigo mismo porque desconfío muchísimo de mi juego”, explicó el alemán. “Simplemente no creo en mí mismo, me falta fe y confianza en mí mismo. Estoy jugando un tenis terrible y mi récord de la temporada es realmente malo”, destacó Zverev, con un registro de 48 victorias y 20 derrotas en 2025.
No son las canchas. No es Sinner ni Alcaraz, que son dos jugadores todoterreno y se encuentran en un momento superlativo. A veces las respuestas las tiene uno adentro. Es cuestión de querer verlas.