Agustín Creevy, el retiro de un emblema del rugby argentino
El ex Puma anunció su adiós al rugby profesional. El repaso de la carrera de uno de los grandes líderes que tuvo el seleccionado.
Hubo un antes y un después de Agustín Creevy en Los Pumas. De la misma forma que hubo figuras que marcaron épocas como Bernardo Aitor Otaño, Héctor Pochola Silva, Hugo Porta, Lisandro Arbizu, Agustín Pichot, el oriundo de San Luis cambió el paradigma de liderazgo en el seleccionado argentino. Siempre con una sonrisa y amabilidad, él transformó por muchos años la forma de comunicar y de trascender en el deporte de la ovalada. Su estilo era diferente y acorde a la nueva generación. Luego de 18 temporadas en el profesionalismo, a los 40 años anunció su adiós con un emotivo posteo en redes sociales. Solo le queda cumplir su último sueño de volver a su querido club Marista.
“Llegó el momento que pensé que nunca llegaría. Jugué mi último partido como jugador profesional. Hace tiempo que vengo pensando qué decir en este momento, y todo lo que siento se resume en: Gracias, rugby", escribió en su posteo.
La última aventura profesional finalmente fue Benetton Treviso. En la franquicia italiana disputó el 10 de mayo su último encuentro. Fue un breve paso de apenas 7 partidos, y así y todo la despedida fue muy emotiva. Siempre dejó una huella donde jugó.
Su carrera en cuanto a clubes fue exitosa, aunque tuvo sus vaivenes. De San Luis llegó al club francés Biarritz en 2007, donde jugó muy poco, y luego retornó al país para ser uno de los abanderados de Pampas XV. Allí conoció a Daniel Hourcade, el entrenador que le abrió todos los caminos para ser el líder que fue. El tucumano fue clave para su desarrollo. Y Creevy fue fundamental para el crecimiento del Huevo también en el rugby argentino, quien llegó a ser head coach de Los Pumas sin haber jugado nunca en el seleccionado. Juntos hicieron que ese equipo naciente haga historia en la Vodacom Cup sudafricana. Después tuvo otra vez un fugaz paso por el Top 14 francés con Clermont, para luego encontrar en Montpellier su primer club con pertenencia en territorio europeo.
Del Top 14 francés a la Premiership inglesa: jugó entre 2013 y 2015 en Worcester Warriors, junto a otros argentinos como Leonardo Senatore, y allí tuvo un gran crecimiento en la posición de hooker y disputó 29 encuentros.
Ya a esa altura, era un habitué de las convocatorias de Los Pumas, aunque todavía no tenía el protagonismo que después iba a encontrar. El primero que lo llamó fue Marcelo Loffreda, cuando era tercera línea, y apenas estuvo en tres partidos oficiales entre 2005 y 2007. No viajó al Mundial 2007 donde los argentinos terminarían con el Bronce en un torneo épico. Ya de tercera línea, Santiago Phelan lo empezó a tener como alternativa para el histórico Mario Ledesma en 2009. Era siempre suplente, y luego del Mundial 2011, cuando comenzó el Rugby Championship, apareció nuevamente Eusebio Guiñazú y también tuvo que esperar para que le llegue su momento de titular.
Sin embargo, él siempre acompañó y estuvo presente. Con una sonrisa. Sin mala cara y empujando para adelante.
En su carta, hizo referencia a esos momentos donde no le tocó jugar demasiado: “Gracias, rugby, por darme la templanza necesaria para esforzarme más cuando no fui elegido; por la resiliencia desarrollada en los momentos más difíciles; por la alegría vivida cuando se conseguían logros impensados; y, sobre todo, por darme a todos mis compañeros de selección, quienes, entre miles de lecciones, me enseñaron la importancia del equipo”.
Ya en 2013, luego del abrupto y mal cierre de Tati como conductor del seleccionado (había asumido en 2008 luego del bronce mundialista y logró clasificar a los cuartos en el Mundial 2011), le llegó el turno a Hourcade y todo cambió para Creevy. Si bien el hooker se perdió esa primera gira de noviembre por Europa, en 2014 él pasó de ser suplente a capitán. Sí, de jugar poco a ser el emblema. Esa historia que había comenzado en Pampas XV continuó en el seleccionado. Eran compinches. Y tenían la misma forma de ser: abiertos, frontales, divertidos. Le sacaron dramatismo a cada situación y también abrieron las puertas en todos los sentidos. La UAR venia del conflicto con Patricio Albacete, por sus dichos públicos, y de resultados negativos en su inserción al mejor torneo del mundo, y necesitaban un cambio.
En esa primera conferencia en 2014 previo al Rugby Championship, Agustín confesaba: “Es un orgullo inmenso ser el capitán del seleccionado. No me lo imaginaba porque hace varios años que no venía teniendo la continuidad que hubiese querido y además por la calidad de jugadores y de líderes que hay. Lo recibo con mucho honor y espero estar a la altura de las circunstancias y no defraudar ni al cuerpo técnico ni a los jugadores. Espero que podamos armar un excelente grupo y que volvamos a poner a Los Pumas en lo más alto”.
La dupla Hourcade como head coach y Creevy de líder fue la combinación perfecta para ese momento. En 2014 se empezaron a respirar aires totalmente diferentes al de 2013, o incluso a los del Mundial 2011 en Nueva Zelanda, donde la convivencia entre “los grandes” y los más “chicos” fluyó pero no de gran manera.
Con Creevy de capitán llegó el primer triunfo Puma en el Rugby Championship. Fue 21-17 sobre Australia en Mendoza. Ese equipo fue creciendo y llegó a una nueva semifinal de un Mundial en Inglaterra 2015, con un nivel de juego altísimo y eliminando a Irlanda en Cardiff en uno de los mejores partidos del seleccionado en Copas del Mundo. Terminaron cuartos, pero como en el 2007, el planeta ovalado habló de Los Pumas.
Luego fue el turno de Jaguares en su carrera, y también fue uno de los líderes principales del grupo encabezado por Raúl Pérez como entrenador en otra excursión importantísima para el rugby argentino. Las primeras temporadas fueron complejas por adaptarse a un torneo y un rugby totalmente diferente, y tampoco acompañaron demasiado los resultados en Los Pumas. Por eso la UAR, en 2018, le abrió el juego para el retorno a un viejo conocido de Creevy: Ledesma. El ex hooker asumió en Jaguares, y el protagonismo de Creevy, se empezó a apagar. La primera muestra fue la designación de Pablo Matera, ya un referente desde el juego y un líder nato, como su reemplazante en la capitanía. También Julián Montoya, de carrera ascendente, empezó a ganar minutos en el equipo.
Tras los buenos resultados en el Super Rugby con el nuevo head coach -llegaron a cuartos de final por primera vez en el torneo-, y los flojos del seleccionado en la ventana de junio de 2018 en el país (dos derrotas con Gales y una con Escocia), Ledesma asumió en Los Pumas. Y Matera también lo sucedió a Creevy como capitán.
Ya en 2019, Los Jaguares brillaron con Gonzalo Quesada como head coach y hasta se dieron el gusto de jugar la final del Super Rugby en Christchurch contra Crusaders. Todo venía de maravilla, y Creevy compartía esa lucha sana con Montoya por el puesto. Pero en el Mundial de Japón todo salió mal. El jugador formado en San Luis comenzó como titular contra Francia, y tras esa derrota, no volvió a la titularidad con Ledesma al mando.
La pandemia rompió a Jaguares y al Super Rugby, y Creevy tuvo que buscar otro destino. Retornó a la Premiership, más precisamente a London Irish, y se convirtió rápidamente en emblema. Pero tuvo que tomar la difícil decisión de decirle que no, luego de muchos años de estar siempre presente, al seleccionado. “Este año no pudo ser. Lamento profundamente no ser parte de la lista que va a disputar el Rugby Championship. Fue una decisión extremadamente difícil para mí, pero dada las circunstancias personales y particulares que estoy atravesando, tomé la dolorosa y difícil decisión de no estar en esta edición del torneo”, dijo en su momento.
Su carrera continuó de buena manera en Europa, pero ya su etapa en Los Pumas se discontinuó. No jugó en 2020 y 2021 con Ledesma al mando, y volvió para la ventana de julio y el Rugby Championship 2022 ya con Michael Cheika a la cabeza. Con otro rol, ya que el capitán y titular era Julián Montoya, pero siempre con la misma voluntad de ayudar al equipo. Así sumó 20 tests más hasta que dijo adiós en agosto de 2024 contra Australia en el Estadio UNO de Estudiantes, club del que es hincha.
Además, se dio el gusto de jugar su cuarto Mundial, algo que solo consiguieron Agustín Pichot, Felipe Contepomi, Mario Ledesma, Juan Manuel Leguizamón, Martín Scelzo, Pedro Sporleder y Nicolás Sánchez. También fue el primer centurión del seleccionado y con 110 en total, se retiró con el récord, que seguramente pasarán este año Matera (109) y Montoya (105). Y sobre todo, logró vencer a los All Blacks en cancha, una espina que tenía clavada.
A nivel clubes, luego de London Irish, llegó Sale Sharks y Benetton Treviso. Parecía que iba a jugar hasta los 50 años, pero no. A los 40 dijo basta. Jugó Top 14, Premiership, United Rugby Championship, Challenge Cup y Champions Cup
Tiene todavía más récords para hacer mención, como el jugador que más veces fue capitán de Los Pumas (51 superando a Arbizu) o que más partidos disputó en Mundiales (22), y más historias.
Pero más allá de los logros que consiguió en su exitosa carrera, lo que dejó Creevy es una huella de que se puede liderar de otra manera. Fue fiel a sus principios. Y trató de estar siempre alejado de las polémicas, pese a que podría elegir un camino diferente. Su posteo final es una muestra: un agradecimiento a todo lo que le tocó vivir: “Gracias al rugby por darle sentido a mi vida y haberme hecho inmensamente feliz. Gracias especiales a la gente, a todos ustedes, por cada abrazo, aliento y palabra. El cariño fue inmenso, mi agradecimiento será eterno. Gracias, rugby, por hacerme parte de tu historia. Me queda un último round en casa, en mi club, con mi gente. Ahí estaré volviendo a mis raíces".