De superficies, raquetas y batallas mentales
Indian Wells está al rojo vivo y los jugadores no son los únicos protagonistas en el primer Masters 1000 de la temporada 2025.
Indian Wells 2025 llegó con novedades. Después de 25 años, el primer Masters 1000 de la temporada cambió al proveedor de la superficie de sus canchas, que además se sumó como uno de los tres principales auspiciantes del torneo. Afuera quedó el Plexicushion y entró Laykold, superficie que se utiliza en las 29 pistas del evento californiano. ¿Suena muy técnico y con sabor a poco? En pocas palabras: la nueva superficie hará que el juego sea más rápido.
Para quienes siguen de cerca el circuito quizás resulte una obviedad, pero nunca está de más aclararlo: no todas las canchas duras son iguales. Varían según la cantidad y el tipo de capas que las componen, así como por el material de la superficie y la pintura utilizada. Además, factores climáticos como la humedad o el calor, y las características propias de cada ciudad—como jugar en altura—también influyen considerablemente. Y no debemos olvidar el impacto que tienen las pelotas en el juego. Por supuesto, estas variables no se limitan únicamente a las canchas duras, sino que también afectan al polvo de ladrillo y al césped.
Ahora bien, volvamos a Indian Wells. Sus canchas eran conocidas por ser de las más lentas y de rebote más alto dentro de las superficies duras. Aunque esto significaba un desafío mayor, nunca fue impedimento para que jugadores como Roger Federer, Novak Djokovic y Rafael Nadal levantaran allí el trofeo de campeón. También se sumaron a los festejos tenistas con marcado ADN de cancha dura, como Juan Martín del Potro, Taylor Fritz e Ivan Ljubicic. Entre los campeones algo más inesperados de los últimos años podríamos mencionar a Cameron Norrie y Dominic Thiem, aunque este último también ganó un US Open. En el circuito femenino destacan nombres como Elena Rybakina, Naomi Osaka, Bianca Andreescu, Victoria Azarenka y Maria Sharapova, entre otras. Por lo tanto, decir que son canchas lentas quizá sea una afirmación más discursiva que real, o incluso podría tratarse de ver fantasmas donde realmente no los hay.
"No entendí el cambio cuando la vi. El torneo lleva usando la misma pista durante 25 años y ahora la cambian. No sé el motivo por el que lo hicieron. Aún tengo que entrenar sobre ella. Me considero un jugador que se adapta muy bien a los cambios de juego, las distintas superficies y condiciones. Creo que jugaré bien igualmente, aunque la pista sea más rápida”, comentaba en la previa Carlos Alcaraz, campeón de las últimas dos ediciones de Indian Wells. Unos días después, según el diario Marca, el español probó las canchas y las sintió con una velocidad similar a las del año pasado. Finalmente, pasó el debut sin mayores sobresaltos ante el peligroso Quentin Halys, que venía de hacer semifinales en Dubái.
Un dato no menor para entender los motivos de este cambio es que las canchas Laykold son las mismas que ya habían adoptado el US Open y los Masters 1000 de Miami, Cincinnati y Canadá, los otros cuatro gigantes de la región. Indian Wells era la única oveja descarriada. “Esta consistencia intercontinental garantiza que, dentro y entre los eventos, todas las canchas sean iguales y que el tenis dependa de los jugadores. Eso es bueno para todos”, se remarcó en el sitio del torneo al anunciar la fusión.
Una de las primeras en comprar la idea fue Aryna Sabalenka, aún sin títulos en el torneo. “Me encantan. Son un poco más rápidas, lo cual es bueno para mí, ¿no? Se sienten bien hasta ahora. Más tarde, después de mi primer partido, espero que me siga gustando”, decía entre risas la número uno del mundo en la previa. Más rápidas o más lentas, Aryna tuvo un inicio disputado frente a la estadounidense McCartney Kessler, N°48 del mundo y reciente finalista en Austin, aunque con la nada despreciable cifra de 28 winners. Nada mal para un 7-6 y 6-3.
Sin embargo, del dicho al hecho hay un largo trecho. Y al parecer las canchas no son tan rápidas como se presumía. "Seré sincero, me gusta Indian Wells, incluso me gustan las pistas ahora, pero parecen casi más lentas que antes, muy lentas. Yo no vi la diferencia”, remarcaba en la previa Daniil Medvedev, finalista de las ediciones 2023 y 2024. ¿Qué pasó en su debut? Un sólido triunfo en sets corridos ante el chino Yunchaokete Bu, pero con algo de ironía—¿dirigida quizás a Carlitos Alcaraz?—en su firma a la cámara post partido: “6-2 y 6-2, en 1h y 36m. Very fast court =)”.
Y no se quedó ahí el bueno de Daniil, porque la siguió en conferencia. "Probablemente es la cancha más lenta en la que he jugado en mi vida. Cada uno tiene una impresión diferente de esta cancha. Pero pregúntenle a Sascha (Zverev) o a Casper (Ruud). Van a decir que es lenta”, remarcó Medvedev, en alusión a dos de los grandes favoritos eliminados en el debut, a quienes luego se sumaría Novak Djokovic. “Por momentos pensaba que iba a ser imposible anotar un winner", agregó el ruso, quien, paradójicamente, ganó 23 de sus 65 puntos con tiros ganadores. Es decir, más del 35%. Claramente, todos juegan para su lado en este deporte mental.
En el escenario femenino, las últimas dos campeonas también dieron su opinión, sin marcar grandes diferencias tras la renovación. Elena Rybakina, ganadora en California en 2023, dijo que “no es mucho más rápida, pero sí tal vez tiene un rebote menor (que el año pasado)”, mientras que Swiatek, dueña de los títulos de 2022 y 2024, señaló: “la pista es algo más lenta y rebota bastante más (que las otras canchas duras), por lo que mis efectos hacen que mis golpes sean más dañinos, lo cual me da cierta ventaja”.
Ante las declaraciones de las mejores del mundo, no quedan muchas dudas. El cambio de superficie no parece notorio en la previa, aunque sí da la sensación de ser un poco más lenta. O al menos eso jugará en la mente de algunos.
"En los últimos meses han habido algunos cambios. Muchos jugadores, algunos dentro del Top 10, se han expresado sobre cómo las pelotas y las canchas se han vuelto más y más lentas”, señaló en sintonía Stefanos Tsitsipas a su llegada a Indian Wells. “Solo trato de adaptarme y usarlo para mi beneficio, porque siento que no estaba teniendo un buen rendimiento con estas condiciones lentas”, agregó el flamante campeón de Dubái.
¿A qué adaptación se refiere Stef? A una hermosa perla descubierta por el colega Marcos Zugasti al inicio del torneo árabe, quien notó que Tsitsipas, pese a tener contrato con Wilson, estaba jugando con una raqueta Babolat maquillada de negro (y con el logo de la W pintado en el encordado). Durante la semana, TennisTV reveló la duda casi sin querer—o quizás no—, mostrando la raqueta del griego en la sala de encordados con un visible “Babolat” pintado de negro sobre el marco.
¿Cómo terminó la historia? Con Tsitsipas campeón. ¿Fue el cambio de raqueta la razón de su título? Sería bastante imprudente darle todo el crédito a esta novedad. O tal vez algo apresurado, sin análisis alguno. Lo cierto es que el griego generalmente juega bien en Dubái; quizá esa sea la verdadera razón. Además del reciente título, fue finalista allí en 2019 y 2020. Algo más: en su camino hacia la corona, afrontó dos duras batallas frente a Karen Khachanov y Matteo Berrettini. Contra el ruso llegó a estar 5-3 abajo en el primer set (que terminó ganando por 7-6) y empatado 4-4 en el tercero; frente al italiano también estuvo 4-4 en el set definitivo e incluso enfrentó dos puntos de quiebre en contra. ¿Si perdía uno de esos partidos, habría sido culpa de la raqueta? Probablemente no.
La historia, claro, llegó a California, y Medvedev fue uno de los que se hizo eco: "Probé un par de raquetas, un poco más pesadas, más rápidas, etc. Por el momento no cambio, ya que la actual me ha dado muchos buenos momentos en mi carrera. No creo que cambie nunca. Quizá las cuerdas, cosas así, sí. En cuanto a la raqueta, no estoy seguro, porque luego están el codo, el hombro y demasiadas preguntas”, continuó.
También se profundizó en esta curiosidad mencionando a Madison Keys, quien cambió de Wilson a Yonex y, meses después, logró su primer título de Grand Slam. Una linda coincidencia, ¿pero existe algún "pero"? Claro. A lo largo de una carrera marcada por irregularidades y altibajos en el ranking, la estadounidense ya había alcanzado previamente dos semifinales en Australia (2015 y 2022) y otras cuatro en torneos de Grand Slam. Incluso en la segunda ronda del torneo de Melbourne de este año, superó con dificultades a Gabriela Ruse, ubicada fuera del Top 100, por 7-5 en el tercer set. ¿Y si hubiese perdido ahí? ¿También habría sido culpa de la raqueta? Sería tan absurdo como atribuir su éxito al hecho de haberse casado en diciembre, ¿no?
De todas formas, siendo claros, en el caso de Keys sí podría haber influido algo más que en el de Tsitsipas. Por supuesto que un cambio de raqueta puede beneficiar a un jugador; algunos incluso lo hacen por cuestiones físicas, para cuidar muñecas, hombros o codos. Una modificación en el modelo —peso, balance, flexibilidad— también puede aportar un plus en el juego. Pero eso es algo que se construye progresivamente, no ocurre de la noche a la mañana como si fuera una solución mágica.
“No estoy seguro de poder hacerlo porque me da mucho miedo todo lo que se te pasa por la cabeza. Por poner un ejemplo estúpido, Stefanos ganó el torneo y es increíble, pero quién sabe si en un momento dado pierde dos partidos y empiezas a preguntarte si la raqueta es buena o no. No quiero tener esos problemas”. Suena lógico lo que dice Daniil. Seguramente algo así les pasó a Rafael Nadal y Juan Martín Del Potro, quienes jugaron durante años con viejas raquetas maquilladas con nuevos colores o encubriendo cambios. Ya lo hemos dicho antes: el tenis pasa en gran medida por la mente de cada jugador, su primer rival. Lo cierto es que Tsitsipas superó con autoridad su debut en Indian Wells ante el brasileño Thiago Seyboth Wild.
Ya con Nole afuera en el debut ante un Botic Van den Zandschulp que ya se había sacado de encima a Alcaraz en el US Open, veremos qué pesa más en California durante los próximos días. La superficie, las raquetas o la batalla mental. El domingo que viene tendremos la respuesta.