Y ahora, ¿de qué se disfrazan?
El panorama cambió drásticamente para McLaren. Dos victorias consecutivas de Verstappen le impiden manejar el campeonato a voluntad y algunas declaraciones recientes parecen muy desafortunadas.
Milton Keynes es una de las ciudades más jóvenes del Reino Unido. Fundada en 1967, allí tiene su base el equipo Red Bull; la sede la eligió el legendario Jackie Stewart para instalar su equipo de F-1 en 1997, el mismo que luego se transformara en Jaguar y más tarde comprara la compañía de la bebida energética. Pese a ello, los fanáticos ingleses no consideran a RedBull como un equipo inglés.
No les falta razón: sus dueños austríacos (y tailandeses) han hecho todo lo posible para que sea considerado un team extranjero afincado en el Reino Unido, un sentimiento que la partida de Christian Horner -el único inglés en posición encumbrada dentro del equipo- agudiza. Para colmo, Horner fue reemplazado por el ingeniero francés Laurent Mekies.
No, el equipo inglés de Fórmula 1 por escándalo es McLaren. Curioso, porque se formó en base a un núcleo de neocelandeses dirigidos por el recordado Bruce McLaren y estadounidenses. Pero la llegada en 1980 de Ron Dennis, el exmecánico que transformó la escuadra en una formidable empresa, hizo de McLaren un símbolo inglés mucho más fuerte de Williams, cuyo creador, Frank Williams, era extremadamente patriótico y nacionalista.
Aunque ahora sea 100 por ciento propiedad de capitales bahrainíes y esté comandada por un CEO estadounidense, Zak Brown, McLaren encarna mejor que cualquiera el Rule Britannia en una categoría esencialmente británica. Porque lo apoya la mayoría de los fanáticos del Reino (basta con mirar los foros más afamados de la F-1 para comprobarlo) y porque acaso encarna, más que cualquier otro, esa defensa de una hipotética superioridad en términos de tecnología y de conducción deportiva.
El ejemplo de 2007, cuando McLaren puso en un pie de igualdad al debutante Lewis Hamilton que al bicampeón Fernando Alonso, parece repetirse casi 20 años después cuando los pilotos son el inglés Lando Norris y el australiano Oscar Piastri. McLaren presume de absoluta neutralidad frente al panorama presenta -más neutralidad que Suiza, si eso fuera posible- aunque la realidad indica que no es oro todo lo que reluce.
Dos siglos atrás, Napoleón Bonaparte hablaba de la Pérfida Albión para referirse a su principal rival, Inglaterra. La frase la acuñó el historiador y teólogo francés Jacques-Benigne Bossuet en el siglo XVII y aludía con desprecio a la dueña de los mares del mundo y su distintivo signo de arrogancia. El término se reflota de tanto en tanto, aunque el Imperio Británico se fue a pique con la Segunda Guerra Mundial y solo le quedan jirones de anacrónico colonialismo -Malvinas, el caso más flagrante- en los que anclarlo.
Una declaración muy Pérfida Albion fue aquella declaración relativamente reciente de Zak Brown, en el sentido de manejar internamente el volumen de las celebraciones por un título mundial que daban por descontado y que debía definirse entre alguno de sus dos pilotos. Le dedicamos una columna a aquel episodio disonante:
Generación de cristal
Zakary Challen Brown, popularmente conocido como Zak, es un personaje exitoso. Cuando llegó a Inglaterra desde California para correr Fórmula 3, dormía en un prestado sillón de living; hoy tiene una fortuna de 120 a 150 millones de dólares (depende de quien la calcule) con una colección espectacular de autos históricos de carrera. Fue broker de jugosos …
Según el diccionario, perfidia es engaño, infidelidad o una falta que consiste en violar un supuesto compromiso asumido. La tercera acepción es la más adecuada a este caso: asumir públicamente una posición de neutralidad que, en la práctica, no se revela real. Y Albión/McLaren tiene su corazoncito con Norris.
Lástima para ellos que el aspirante no haya alcanzado tal estatura.
Veamos: en el fin de semana en el que McLaren tenía la primera chance de ganar el título de Constructores -este que pasó en Azerbaiján-, sus pilotos recogieron la peor cosecha de puntos de todo el campeonato. Piastri volvió a mostrar esos raras pero inevitables lagunas que lo acometen cada tanto, y cometió tres errores gruesos en dos vueltas consecutivas: su último giro de clasificación y su primero en carrera. Resultado: la primera competencia en 35 en la que no sumó un solo punto.
Era una ocasión ideal para que Norris le descontara buena parte de la ventaja que su compañero le sacó después del abandono por razones mecánicas en Zandvoort (Países Bajos). Pero eso no ocurrió: no sacó un buen resultado en clasificación, -perjudicado por el caracter interrumpido de la tanda-, largó séptimo, se durmió en el relanzamiento de la tercera vuelta y perdió una posición con Charles Leclerc, fue víctima de un pobre pit-stop y acabó séptimo, sin ganar un solo lugar respecto a la salida. Descontó magros cuatro puntos. No tuvo ni de lejos la estampa de un hambriento aspirante a campeón del mundo. ¿Dónde quedó aquel audaz que un año atrás avanzó desde el 16° al cuarto lugar final? Esa fibra indispensable de los grandes campeones no se advierte en 2025.
Mientras tanto, gracias entre otros detalles al primer cambio de filosofía que Mekies introdujo en Red Bull -más ingeniería práctica y menos interés en el mundo virtual de los simuladores para conseguir la puesta a punto ideal del coche-, Verstappen ganó dos Grands Prix consecutivo y recortó un 30 por ciento la distancia que lo separa de la vanguardia del torneo.
Parece todavía lejana la chance de un quinto título mundial consecutivo, pero Andrea Stella, el Team Principal, ya lo subió al ring, acaso para conjurar esa amenaza. “Red Bull es un serio contendiente a ganar carreras y un muy serio pretendiente al título”, afirmó en Baku. “Antes que nada, hay tener en cuenta que es Max Verstappen, campeón mundial de los últimos cuatro años, en un auto rápido. Quedan carreras dónde McLaren puede no disfrutar de una ventaja desde el punto de vista competitivo y como Lando y Oscar están siempre allí, no necesariamente podrán maximizar los puntos disponibles. Así que, definitivamente, Verstappen y Red Bull están en contención por el título”.
¿Cómo era eso de moderar los festejos?
Jacques Villeneuve, campeón mundial de 1997 y ahora cometarista de TV, siempre dueño de opiniones polémicas, se puso el traje del líder del torneo: “Si yo fuera Piastri, estaría más preocupado por Verstappen que por Norris”, señaló. Desde que la F-1 regresó del receso, el neerlandés acumiuló 68 puntos contra 40 de Piastri y 28 de Norris. Los dos pilotos de Mclaren abandonaron al menos una vez, mientras que el campeón no se bajó nunca del podio.
Ciertamente que la poca espesura de la performance de Norris en Baku puede darle a Piastri esa tranquilidad relativa de la que habla Villeneuve. El gran rival no sería su compañero de equipo. Y es esa dinámica la que, precisamente, puede ayudarlo en su tarea. Si McLaren también se convence de eso, al cabo, tendrán que priorizar a alguno de sus dos pilotos, como Stella ha sugerido: “Somos muy conscientes de eso, pero por ahora dejémoslos correr porque ambos merecen perseguir sus aspiraciones”.
Es decir que, en poco tiempo más y de acuerdo a los que ocurra en los próximos tres o cuatro Grands Prix, McLaren podría verse obligado a abandonar su helvética neutralidad para no verse sometido a la humillación de perder el título de pilotos que tan ganado lo creían un mes atrás. ¿Dónde estás, Zak?
“Lo difícil para Norris es que, si Verstappen se acerca más y más, el equipo tendrá que favorecer a Piastri. Se volverá el Número 1”, coincide Villeneuve. “Puede ser una batalla muy dura desde que estamos hablando del mejor piloto del mundo. Max no es alguien que sucumba bajo presión y, de hecho, aumentará la presión sobre los pilotos de McLaren”.
Pero el futuro nunca es lineal. Singapur, la nueva cita en una semana, es una competencia que Verstappen nunca pudo ganar; ya tiene 67 victorias en su cinturón pero corrió diez veces en el callejero del sudeste asiático y allí solo pudo liderar tres giros. No es casualidad.
La atmósfera calurosa y muy húmeda del circuito de Marina Bay favorecen a priori a McLaren. RedBull va de punto y Mekies se baja del ring al que Stella lo subió. “Nosotros no miramos la tabla del campeonato sino que vamos carrera por carrera”, argumentó. “Tuvimos buenas respuestas en Monza, también en Baku, pero somos conscientes de que esas eran dos pistas muy específicas. Singapur será un desafío muy diferente y no vamos pensando qué ventaja vamos a sacar. Por ahora, vamos a tener un enfoque de alto riesgo para aprender todo lo que podamos para ver si prevalecemos en las discusiones por el título”.
Las chances de Verstappen todavía son lejanas. El consiga su quinto título mundial consecutivo, igualando la marca de Michael Schumacher (2000-2004) es improbable pero no imposible. Y si el batacazo se produce, aquellas declaraciones de Zak Brown quedarán en la historia como una de las gaffes más ridículas.
La Fórmula 1 puede ser más o menos excitante, pero nunca es aburrida.