¿Qué pasa con Djokovic?
Después de su pronta eliminación en Indian Wells, el mayor ganador de Grand Slams intentará recuperarse de un arranque frustrante en el Masters 1000 de Miami.
Indian Wells 2025. Novak Djokovic está molesto, frustrado e indignado. Las cosas no están saliendo como había planeado. El primer servicio no quiere entrar. El segundo es una invitación a ser atacado. Tampoco le encuentra la vuelta desde la devolución, tal vez su termómetro en momentos críticos: apenas ganó cuatro puntos en el set. 14 de los 28 que perdió en esta primera media de hora de juego son errores no forzados. Una imagen lavada y deslucida. El inapelable 6-2 de Botic Van de Zandschulp enciende las alarmas y dispara un interrogante: ¿Qué te pasa, Nole?
Las sensaciones de Djokovic no mejoran mucho pese a que se lleva el segundo parcial por 6-3. El tercer set volvió a ser un recital de malas decisiones, otro chico plagado de errores, con un juego lejos, lejísimos, a años luz de su nivel. Falla en los momentos calientes donde no suele fallar. En los instantes de tensión, en los que se ve quiénes son los buenos de verdad, Novak recibe un cross de derecha: cae 6-1, sin generar chances de quiebre y cediendo dos veces su servicio, con apenas seis winners y nuevamente con 14 errores no forzados.
Es cierto, Botic es un rival molesto para una ronda inicial -más aún en un debut en un torneo grande. Sobre todo cuando uno viene falto de ritmo y de confianza como Nole. No te da lugar a rallies, te corta el juego con agresividad, tiros ganadores y subidas a la red y castiga con un saque potentísimo. Un hueso duro de roer, que además sabe lo que es medirse ante los buenos: tiene ocho victorias ante Top 10, incluida ésta ante Nole y la agosto ante Carlos Alcaraz en el US Open. También grabó su nombre en la historia como el encargado de derrotar a Rafael Nadal en su última presentación, en Copa Davis en noviembre. Hoy es 85 del mundo, pero en 2022 acarició el Top 20, época en la que Djokovic -otro Djokovic sin dudas- le aplicó un 6-3 y 6-1 en el indoor de Astana.
Este Nole es distinto. Tocado en lo físico, sin dudas, pero también algo bajo de intensidad de a ratos. Sintiendo por momentos la ausencia del “Ojo de Tigre” que tanto lo ha acompañado en su carrera. Por primera vez en siete años perdió tres partidos consecutivos: Alexander Zverev en Australia -retiro por lesión-, Mateo Berrettini en Doha y ahora Van de Zandschulp en Indian Wells. El dato no es menor. Para buscar otra ocasión en la que haya cedido tres encuentros en fila hay que remontarse a 2018. Y antes, una década más atrás, a un lejano 2008 que parece otra vida.
“Estoy decepcionado. Al ser constante durante tantos años, obviamente tienes altas expectativas de ti mismo”, reflexionó Djokovic minutos después de la derrota en California. “Lamento mi nivel de tenis, considerando cómo entrené estos días. No tengo excusas por una mala actuación. No es bueno cuando jugás así, pero felicidades a mi rival. Es solo un mal día”, continuó dejando en claro que se encuentra bien físicamente y que el video viral en el aeropuerto de Doha, en el que se lo vio rengueando, fue producto de un golpe fuerte en el tobillo al salir del auto. "No fue una lesión. La lesión ya quedó atrás”, aseguró.
“Me parece que está llegando el momento que todos sabíamos que le iba a llegar”, explica Diego Veronelli, ex-165° del mundo y hoy entrenador de la británica Heather Watson. “Si bien a principio de año, en Australia, tuvo un destello y mostró que sigue con el nivel para ganarle a Alcaraz, el físico no lo está acompañando. Está teniendo muchas lesiones”, agregó.
Djokovic apenas jugó 46 partidos el año pasado, la misma marca que en el 2020 marcado por la pandemia y en el que no hubo acción en el circuito de febrero a agosto. La lesión en Roland Garros en los meniscos de la rodilla derecha -con operación y recuperación supersónica de menos de un mes- y varias ausencias en grandes torneos (Miami, Madrid, Canadá, Cincinnati y ATP Finals, entre otros) lo llevaron a tener la marca más baja en cancha desde 2017, temporada en la que se vio forzado a bajarse post Wimbledon por una lesión en el codo derecho. Para remontarse a una campaña de similar actividad hay que viajar en el tiempo hasta 2005, cuando Nole debutó en los Grand Slam e ingresó por primera vez al Top 100.
“Las cosas han sido diferentes para mí en los últimos años, me ha costado jugar al nivel deseado. De vez en cuando tengo un par de buenos torneos, pero la mayoría de las veces es un verdadero desafío. Es una lucha para mí. Supongo que, en cierto sentido, nada puede prepararte para ese momento. Tienes que vivirlo y tratar de afrontarlo de la mejor manera posible", explicó Djokovic analizando aún en caliente en Indian Wells.
Ese desafío del que habla Nole es clarísimo en el primer Masters 1000 de la temporada. Y no sólo por la actuación de este año: en 2023 perdió ante Luca Nardi (123° del mundo) en tercera ronda; en 2019, ante Philipp Kohlschreiber también en tercera; en 2018, en su debut ante Taro Daniel (108° del mundo); y en 2017, en octavos ante Nick Kyrgios. Antes había hilvanado 17 éxitos consecutivos -más un W/O- rubricando tres títulos con victorias de calibre ante Roger Federer, Rafael Nadal, Andy Murray, Jo-Wilfried Tsonga y Marin Cilic, entre otros.
“Con el retiro de Nadal ya sabe que nadie lo va a superar en títulos de Grand Slam. Y además ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París, algo que faltaba entre sus conquistas. Ya no le queda nada más por ganar, por lo que creo que también puede haber un poco de baja en la motivación”, agrega Veronelli.
La presea dorada en el cuello en 2024 justamente fue su único éxito en la temporada. Para nada despreciable, por cierto: con victorias ante Nadal, Stefanos Tsitsipas, Lorenzo Musetti y Carlos Alcaraz. Pero para remontarse a un título en el circuito ATP hay que irse a las Finals de 2023 con el triunfo en la definición ante Jannick Sinner, que significó su último duelo ganado frente al italiano. De ahí en adelante, tres derrotas ante el actual número uno del mundo. Y ese también es un síntoma de los tiempos que vive. “Seguramente esto le debe plantear algunas dudas. Tal vez se esté preguntando si ya le está llegando su hora”, remarca Veronelli sobre un Nole que en mayo cumplirá 38 años.
Por lo pronto, su próximo desafío será esta semana en Miami, en el segundo Masters 1000 de la temporada. Un torneo al que regresa después de seis años y en el que buscará su séptimo título, teniendo en cuenta que el último fue el 2016 en la zaga del tricampeonato de 2014-2015-2016.
“Llega herido a Miami. Y es un torneo que a él le cuesta mucho, principalmente por el calor. Hace mucho que no lo juega y no lo veo bien. La verdad, creo que le va a costar bastante”, señala Veronelli, aunque, obviamente, no descarta una reacción de Nole. “Es gente muy competitiva y entiende perfecto por dónde buscar su motivación. Saben si su motor son los títulos de Grand Slam, la bronca, la gloria…”
Hace unos años muchos se aventuraron a ponerle plazos de carrera a Roger Federe pero es imposible ponerle plazos a leyendas de esa magnitud: además de seguir ganando títulos, el suizo regresó a los títulos de Grand Slam después de cinco temporadas y a los 35 años. También se animaron a trazar una partida de defunción anticipada a Rafael Nadal, quien continuó siendo amo y señor de Roland Garros hasta 2022 con 36 años. Hoy Nole tiene 37.